El atentado de junio

Luis Noriega
Luis Noriega Ondorica

 

 

 

Intentan ejecutar a Luis Noriega Ondorica, como a su colega Javier Sámano Bazúa

 

 

 

 

Desde el 5 de febrero de 2014, el subprocurador Regional de Justicia en la Zona Sur, Jesús Antonio Sánchez Solís, estaba “buscando móviles” sobre el homicidio de Javier Sámano Bazúa, cuando un sicario le hizo ocho disparos a Luis Noriega Ondorica, quien fue herido en su espalda y en ambas manos.

 

A diferencia de la ejecución de Javier Sámano Bazúa, exjuez Primero y Segundo de lo Civil, y catedrático de la Facultad de Derecho de la Universidad Autónoma de Sinaloa, —donde el homicida había bajado de una camioneta Ford Lobo, doble cabina, color negro, sin placas y había efectuado tres disparos con un arma de fuego calibre 9 milímetros—, en el atentado contra Luis Noriega Ondorica, el sicario fue descrito como un transeúnte que le hizo ocho disparos.

 

“Buscando móviles”

 

A un año y cuatro meses de la ejecución de Sámano Bazúa, sobre los presuntos móviles del crimen el silencio es ensordecedor, a pesar de que el subprocurador Sánchez Solís había dicho a los dolientes universitarios que estaba “buscando móviles”.

 

El 5 de febrero de 2014, Diana Margarita Garzón, entonces directora de la Facultad de Derecho de la UAS, y amiga de Sámano Bazúa, estaba indignada porque éste había sido asesinado el día de la Constitución.

 

—¿Qué acciones va a realizar la Facultad de Derechos para exigir  justicia? —le preguntó Ríodoce.

—Los universitarios no olvidamos, pero sí confiamos en la legalidad. Hablamos ya con el subprocurador Sánchez Solís, quien es maestro también de la facultad, y vamos a esperar que ellos resuelvan. Confío en que él no solamente va a tener la obligación como subprocurador, sino la obligación moral por ser maestro de la facultad, por ser universitario, porque así como daña a la ciudadanía este delito, nos daña a nosotros aún más. Es realmente, como le digo, indignante. Hablé con el subprocurador como amigos, como compañeros de trabajo, pidiéndoles que cumpliera su deber como universitario y como amigo.

 

—¿Y qué le respondió el subprocurador?

—Que ellos están realizando todo lo posiblemente necesario, que están buscando móviles, yo confío en él, confío en que nos darán una respuesta pronta.

—¿No hay todavía posibles móviles del crimen?

—Todavía no, pero vamos a estar muy pendientes de la revisión de todo el expediente.

 

 

“Rozón en la espalda”

 

En esta ocasión el sicario no eligió el 5 de febrero, día de la Constitución, para atentar contra la vida del abogado Luis Noriega Ondorica, como en la ejecución de su colega Javier Sámano Bazúa, pero fue en la misma calle Río Bravo, de la Colonia Ferrocarrilera, donde cayó mortalmente herido el exjuez de lo civil.

En esa misma acera, donde está ubicada la casa número 207 que alberga las oficinas del despacho jurídico, en la avenida Río Bravo, situada entre avenida Papagayo y calle Jesús García, la mañana del 5 de febrero de 2014, fue levantado Sámano Bazúa por la Cruz Roja, para luego morir en la Clínica del Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado.

El pasado jueves 25 de junio, un año y cuatro meses después, el litigante Luis Noriega Ondorica sufre el atentado criminal y fue trasladado por la Cruz Roja hacia un hospital privado donde se recupera de las heridas provocadas por los balazos.

“Nomás fue un rozón en la espalda”, dijeron al interior de la Secretaría de Seguridad Publica y Tránsito Municipal (SSPyM) de Mazatlán, de la que fue titular en el trienio 2005-2007, del entonces alcalde Alejandro Higuera Osuna.

En el informe policiaco luego se precisaría que Noriega Ordorica no sólo había recibido un balazo en la espalda sino también en ambas manos.

Incluso, algunos policías municipales aseguraban en corto que uno los ochos disparos efectuados contra Noriega Ordorica con un arma de fuego calibre 9 milímetros le había arrancado un dedo de una de sus manos.

 

Parte informativo

 

El parte informativo de la Tercera Unidad de Maniobra dirigido por el Policía Tercero, Cesáreo Antonio Ventura Ibarra, al secretario de Seguridad Pública y Tránsito Municipal, Juan Antonio Murillo Rojo, informaba sobre el atentado:

“Que siendo aproximadamente las 9:00 horas, del 25 de junio de 2015, al encontrarnos los suscritos policía tercero operativos Cesáreo Antonio Ventura Ibarra y Silvino Luis Martínez, Policía Operativo en recorrido de vigilancia a bordo de la P-16, al circular por la avenida Ejército Mexicano y calle Flamingos  del Fraccionamiento Ferrocarrilera, cuando reportó vía Radio del Centro de Radiocomunicaciones del Gobierno del Estado (C-4) que por la calle Río Bravo, número 207 entre las calles Jesús García y Papagayo de Fraccionamiento Ferrocarrilera, reportó una persona herida por arma de fuego.

“Al llegar al lugar (de los hechos) efectivamente se encontraba una persona al parecer consciente a la cual se le apreciaban heridas en ambas manos, así como una herida en la espalda baja, al preguntarle su nombre dijo llamarse Luis  Noriega Ondorica, de aproximadamente 55 años de edad.

“Manifestó que minutos antes una persona robusta quien vestía camisa roja fue el que lo había lesionado con varios disparos los cuales se apreciaban afuera de las oficinas ocho casquillos percutidos tirados en el suelo al parecer de calibre 9MM., procediendo a acordonar el área.

“Se solicitó inmediatamente el auxilio de la Cruz Roja, acudiendo la ambulancia número 619 al mando de Humberto Muñoz, quien dijo que iba a trasladar al herido al hospital Sharp, acudiendo también el lic. Pedro Zamudio, de la Agencia Tercera y la encargada de Servicios Periciales, Alma Arredondo, tomando conocimiento el Jefe Operativo en turno Jesús Gabriel Osuna Lomelí”.

 

Objetivo equivocado

 

El 5 de febrero de 2014, al ser ejecutado Javier Sámano Bazúa, no faltó quien asegurara que al que buscaban era Luis Noriega Ondorica y que se habrían equivocado de objetivo, por lo que la mañana del 25 de junio se sorprendieron de que el litigante no había cambiado de despacho.

Las conjeturas sobre los posibles móviles del atentado son tantas como los cargos y casos en que ambos abogados han trabajado, pues Noriega Ondorica ha sido Ministerio Público de la Federación y llevó la defensa de Alma Delia Chávez Guerrero, acusada de asesinar al músico Aldo Sarabia.

El 5 de mayo de 2005, en la avenida del Mar, elementos de la SSPyTM detuvieron a un grupo armado integrado por ocho sicarios portando un arsenal y fueron trasladados al Tribunal de Barandilla, pero los jefes policiacos solo presentaron seis, contradiciendo las fotos donde aparecían ocho.

Luis Noriega Ondorica fungía como titular de la SSPyTM, de donde fue cesado un mes después por la presunta liberación de dos detenidos que no aparecieron y que se presumía eran delincuentes “pesados”.

En 2013 correría la versión de que uno de los dos esfumados del Tribunal de Barandilla era el supuesto finado Gonzalo Inzunza Inzunza el Macho Prieto, presunto jefe de seguridad de Ismael Zambada, el Mayo.

Así que mientras el fiscal Sánchez Solís sigue “buscando móviles” sobre la ejecución de Sámano Bazúa, el atentado de Noriega Ondorica sigue los mismos pasos.

 

 

Secuela de impunidad

 

-5 de febrero de 2014. Un homicida ejecuta de tres balazos con un arma de fuego, calibre .9 milímetros, al exjuez civil Javier Sámano Bazúa. Desde hace un año y cuatro meses la PGJE no tiene a ningún detenido.

-25 de junio de 2015. Un sicario dispara ocho balazos, con un arma calibre .9 milímetros, al abogado Luis Noriega Ondorica, causándole graves lesiones en su espalda y en ambas manos. Hasta el cierre de esta edición no hay ningún detenido.

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