Los morros de la Casa de la Cultura Javier Valdez

 

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“Escribir este sufrimiento, es como descargar los muertos que traigo en el cogote (…) es algo muy intenso, apasionante, angustiante y te estresas y no puedes levantarte hasta que venzas a la hoja en blanco de la computadora y empiezas a parir la historia…ese es un desahogo”, declaró en 2011 Javier Valdez Cárdenas en una entrevista para el Canal 44 a propósito de la publicación de su libro Los Morros del Narco.

A seis años de distancia, enclavada en la periferia de Mazatlán, fue creado un espacio en memoria del escritor y periodista asesinado el 15 de mayo de este año. Un lugar en el que  se busca evitar que haya  más de esos morros. La Casa de la Cultura “Javier Valdez”.

“La gente que describía Javier Valdez en sus crónicas, en sus historias, pueden ser estos muchachos, los niños de esta colonia, por eso decidimos ponerle su nombre a esta Casa de la Cultura, y porque su asesinato es algo que nos dolió, era una persona que alzaba la voz”, expuso José Sánchez Rivera

Junto con Elizabeth Páez, Sánchez Rivera lleva cinco años gestionando la creación de sitios culturales a través de la Asociación Civil Reacciona Mazatlán para fomentar entre los niños la lectura, talleres de manualidades y música. Y fue claro desde el primer día que empezó a ofrecer a los habitantes de la colonia Ejidal el objetivo de su trabajo.

“Vengo a traer libros”, nada más.

Y es que la curiosidad de adultos y niños que se acercaron a preguntar que si les llevaba despensas fue despejada de inmediato, con la incredulidad de que fueran a ser bien recibidos por no llevar otro tipo de apoyos a estas colonias que históricamente son vistas como capital político por los candidatos.

 

 

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Ataviado con una camiseta blanca en la que luce el logotipo de la Casa de la Cultura “Javier Valdez” al frente y en la espalda la frase del periodista “Quédense así, inmutables, escondidos, ausentes, hasta que nos lleve a todos la chingada”, José Sánchez habla con niños, volantea y explica a los adultos los planes que tienen.

“Yo leí su libro Malayerba y muchos de los muchachos que vas a ver aquí, es el reflejo de lo él escribió. Es la gente que él decía, carne de cañón; aquí los niños ya no estudian secundaria porque no les gustó y sus papás ya no les dijeron nada”, indicó.

En cuanto cae el sol, empiezan a bajar los morros para hacer grupitos, las niñas embarazas que se esconden para fumar, comentó, y en su mayoría, si no es que todos, provenientes de familias disfuncionales.

Y el 17 de julio pasado la Casa de la Cultura “Javier Valdez” abrió sus puertas, y decenas de chiquillos participaron curiosos en los juegos de pares literarios que Elizabeth Páez les organizó y el espacio cobró vida.

El griterío, la entrada y salida de niños desesperados por tocar las guitarras y los bongoes, preguntando inquietos qué más habría por hacer en este lugar en el que un poster con la imagen de Javier Valdez da la bienvenida a la sala de lectura “Malayerba”.

“Un lugar que no tiene más pretensiones que ofrecer un espacio cómodo donde los niños se sienten a leer”, precisó.

Un lugar a quienes los propios niños fueron tomando cariño, ya que rescatarlo del abandono y condición de vandalismo en el que se encontraba fue una tarea ardua.

Y así, al que iba llegando y preguntaba en qué podía ayudar, José Rivera Sánchez le iba ofreciendo una brocha y pintura que fue donada.

Los adultos que vieron con aceptación la creación de la Casa de la Cultura ofrecieron mano de obra para las instalaciones eléctricas y sanitarias a cambio de que sus hijos pudieran acudir a las actividades.

Las actividades no están condicionadas, aclara Sánchez Rivera, son gratuitas para todos los niños que quieran participar.

Esta es la segunda casa que inauguran, la primera tiene su sede en la colonia Francisco Villa, denominada “Juan Rulfo”, donde la experiencia los llevó a documentar con fotografías la idiosincrasia que prevalecía en ese sector.

Relató que las aspiraciones de los niños era ser sicarios, zetas y soldados principalmente.

“Unos querían ser sicarios para matar a los soldados y los que querían ser soldados, era para matar a los sicarios”, indicó.

En sus dibujos de camionetas y armas, reflejaron la realidad que percibían.

Al paso del tiempo, dijo, algunos de estos niños empezaron a cambiar su idea de lo que querían ser cuando fueran grandes. Entusiasmados con el proyecto, algunos decían que querían ser maestros y tener talleres de lectura.

La intención es sembrar la semilla, sacarles esa idea de que es más fácil ser un narcotraficante o un zeta.

Y es a través de los talleres de música, salas de lectura, cursos de verano en los que inculcan el reciclaje, trabajan moldeado de plastilina, elaboración de títeres, pintura ecológica, cartonería y cuentacuentos, que promueven los valores entre los niños, el sector de la población más vulnerable.

Actividades que se realizan en la casa “Juan Rulfo”, como las visitas al Bosque de la Ciudad, Jardín Botánico y Acuario Mazatlán se buscará replicar en la casa “Javier Valdez” para inculcar el cuidado al medio ambiente en esta zona donde la cultura de quemar la basura prevalece.

El sábado 22 de julio 10 niños empezaron a recibir clases de guitarra en un horario 17:00 a 19:00 horas sin costo en el que se inscribieron 23 niños.

A partir de la publicación de la puesta en marcha de la Casa de la Cultura, dijo, personas de México, Mérida, Tijuana y principalmente Culiacán, han mostrado interés. Piden que se replique en la capital sinaloense la creación de un espacio como este, algo que ya está en los planes de Reacciona Mazatlán, A. C. una vez que afiancen las actividades de esta, la de Javier Valdez en Mazatlán.

“Lo primero que habría hecho, sería invitar a Javier Valdez a que hiciera una presentación de su libro aquí…es que es lo que ocupa la gente, de verdad se necesita sacarla del marasmo, la gente se veía reflejada y creo que por eso tanta gente lo seguía”, consideró.

El día que las personas  de esta colonia supieron que la Casa de la Cultura llevaría por nombre “Javier Valdez”, inmediatamente supieron de quien se trataba, explicó.

“Que aquí sepan que fue un periodista, ya habla del impacto que tuvo su asesinato y obra, aunque no lo hayan leído”.

Javier Valdez utilizó todos los foros que pisó para dar a conocer lo que está pasando en Sinaloa y en el país, “era un grito para despertar a la sociedad, y con este tipo de proyectos esperamos estar haciendo algo similar en las colonias”.

“Obviamente él era una figura pública, un periodista reconocido…y hay que emularlo, que no nos venza el miedo, y no hay que dejar de exigir que se haga justicia”, propuso.

 

“Empiezan como punteros con aspiración de ser sicarios, pero no pasan de ahí es el único eslabón de la maquinaria del narco, no progresan, no ascienden porque siguen siendo material de desecho, para el narco no son seres humanos, no los entrenan porque son inteligentes, rápidos o audaces ni temerarios, ellos los ven como carne de cañón. Ellos son un  cartucho, un dedo en el gatillo nada más y los desechan son material de desecho”. Javier Valdez

 

 

Ubicación

Avenida Mutualismo

Colonia Ejidal (Antigua caseta de policía)

Iniciativa de Reacciona Mazatlán, A. C.

 

 

 

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