Para el panista Rafael Morgan Ríos, el resultado de las recientes elecciones para el Partido Acción Nacional (PAN) fue la consecuencia esperada. Caer a la tercera fuerza política en el estado, superado por el Partido Sinaloense (PAS), ha sido el costo, dice, por recuperar el partido.
Morgan Ríos, con 53 años de militancia panista, menciona que uno de los factores que influyó en los resultados de la jornada electoral fue la participación directa del narcotráfico, que “fue más que evidente”.
Y señala que aunque “no tengo elementos para decir que fue una elección de Estado, lo que sí le puedo decir es que hubo mucho dinero para obtener votos a favor del partido de gobierno federal, yo creo que aquí intervino bastante fuerte, ya sea a través del gobierno del estado, o bien con recursos federales a través de los delegados”.
Quien fuera secretario de la Función Pública en el sexenio de Felipe Calderón, sostiene que dada las circunstancias “raquíticas y de conflictos internos” del PAN, “se apostó a que el partido se la jugara solo y los resultados fueron muy buenos”.
Las circunstancias conflictivas tienen nombre y apellidos. Hoy señala que fue un error haber abanderado al priista Mario López Valdez como candidato de una alianza encabezada por su partido en 2010 y que lo llevó a la gubernatura.
—La designación del gabinete de Malova “de cuotas y cuates” fue el primer aviso de lo que sería el gobierno de la alianza, del cual el PAN era el partido con más fuerza política…
—Fuerza que Malova nunca reconoció. Yo creo que el 75 por ciento de los votos que obtuvo fueron de panistas. Sin embargo el gabinete lo integró por millanistas y sus amigos. Para mí nunca fue importante que pusiera a uno u otro; lo importante es cómo gobiernes, y él no gobernó con honestidad ni con transparencia, no combatió la corrupción, desde luego no gobernó con acierto en el aspecto de seguridad pública; aquí estamos otra vez en los tremendos líos de inseguridad pública, y esos no son los principios del PAN.
—En las elecciones intermedias de 2012 y las locales de 2013 se acusó públicamente a Malova de trabajar a favor del PRI y se anunció el deslinde del PAN con el gobierno estatal.
—Un deslinde no lo hubo nunca. Fue de palabra y no de acción. Pura declaracionitis, nunca fue real. Ese fue uno de los problemas con el comité estatal (encabezado por Edgardo Burgos). Eso fue provocando que los panistas de verdad se empezaran a separar, porque el panismo no solo es la dirigencia, son sus principios, su historia, pero las acciones de gobierno y de la dirigencia estatal no iban para allá.
—¿Los integrantes de la dirigencia panista negociaron con el gobernador?
—Siempre hubo sospechas de que (la dirigencia estatal) hacía acuerdos bajo la mesa con el gobierno del estado y que estaba absorbiendo los puestos públicos y las oportunidades para un grupo nada más. Esto chocaba con el partido, al grado tal de que cuando surge lo de la diputada (Lucero Sánchez, vinculada con el Chapo Guzmán) no representa ni los intereses ni la visión de los principios del PAN.
—¿El caso de la diputada Lucero Sánchez fue clave para destituir al comité directivo?
—Es que los errores de la dirigencias de los partidos en los estados, en los municipios e inclusive en la nacional, pueden ser errores personales o circunstanciales, pero lo de la diputada relacionada con el narco no nada más le pegó al partido aquí, sino a nivel nacional. Era necesario ahora sí hacer algo, y se acumuló a lo que ya se tenía.
—Y en este contexto llegan las elecciones ¿Con qué palabra calificaría los resultados obtenidos por el PAN?
—En las circunstancias en que estaba el partido y en las que entró en esta contienda, creo que los resultados fueron muy buenos, no en el sentido de que hayas ganado lugares… pero el partido estaba en circunstancias muy raquíticas y con conflictos internos: la destitución del Comité Directivo Estatal, la designación de candidatos, la llegada de delegados de México que no conocían el estado —pero que era necesario que llegaran así, sin ningún prejuicio, para que no hicieran perjuicios—y que tomaron una serie de decisiones buenas y malas, con estos resultados que pueden evaluarse.
—¿Entonces fue un resultado esperado caer a la tercera fuerza política en el estado?
—En parte sí era un resultado esperado, pero tampoco era muy esperado que ganáramos lugares. En el fondo, el voto duro casi se conserva, lo cual también es un logro, porque éste iba declinando constantemente, pero creo que los candidatos panistas hicieron un magnífico trabajo para recuperar la credibilidad del PAN.
—¿Quiénes fueron los enemigos del PAN?
—Antes eran dos enemigos que eran lo mismo: el gobierno y el PRI, y contra esos ganábamos o perdíamos. Ahora se tiene en parte al gobierno, en parte al PRI, los otros partidos, los independientes y el narcotráfico.
“Todavía nos preguntamos qué fue lo que pasó con los camiones, ¿quién organizó eso?, ¿cuál fue la intención?, Si era crear un ambiente de miedo lo lograron, porque muchos representantes y funcionarios de casilla no se presentaron por miedo. En algunos batallamos para que se instalaran las casillas porque faltaban representantes y de los que llegaban nadie quería…”
—¿A qué le temían?
—A la incertidumbre de no saber quién fue, si los partidos, si el narcotráfico… ¿quién fue?, ¿qué significa esto? la confusión es lo peor que puede haber y en esta elección fue una confusión tremenda, no sabemos hasta qué punto intervino el narcotráfico, pero de que se metió, se metió, principalmente en Cosalá, en Sinaloa, en Mocorito… muchos de los participantes no pudieron llegar a votar porque los detenían, en la propia campaña no se pudo llegar a algunos pueblos ¿Qué tan metidos están en el proceso? ¿Qué tanto influyeron? Necesitamos más información para saber…
