El dolor que nos unió

 

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Las voces de las líneas no escritas: Malayerba nunca muere

Y salieron otra vez. Ciudadanos de la capital sinaloense poco a poco colmaron la plazuela Álvaro Obregón, en el corazón de Culiacán. La calle como libro abierto, la gente como la pluma y sus protestas, las letras que Javier prolongay trasciende la hoja de papel impresa domingo a domingo: la Malayerba nunca muere.

Una señora cruza presurosa la avenida y su hijo le espeta el motivo de tanta gente. “Cuando la gente no está conforme sale a marchar, hijo”, responde la mujer. Y la gente, eran cientos de culiacanenses, armados con pancartas que contaron 31 días a partir de la última carta de Javier Valdez Cárdenas. La fatídica fecha de su asesinato no quieren quede impune. El cartero requiere justicia.

Apenas días atrás, durante un panel organizado por el Consejo Estatal de Seguridad Pública (CESP), Ismael Bojórquez Perea, director del semanario, formulaba un cuestionamiento.“¿Y qué pasaría si nos uniéramos los periodistas, si nos uniéramos los doctores, si nos uniéramos los abogados, si nos uniéramos los empresarios y los agricultores?”

Y así fue. El llamado hecho por Ríodoce hizo eco y encontró respaldo. Faltaban minutos para las 17:00 horas del jueves 15 y la artista Rosa María Robles preparaba una manta. Junto a ella otras mujeres se aprestaban a la tarea, cobijadas bajo la sombra de uno de los árboles de la plazuela. El inicio de la marcha se pactó a las 18:00 horas.

A unos metros, las escalinatas de Catedral no tuvieron aforo para los manifestantes y poco a poco fueron bajando a la avenida. Un agente de tránsito rápidamente bloquea el tráfico. El chofer de un urbano le mienta la madre y el agente vial pide apoyo a un compañero, y juntos desvían el tráfico a la calle Ángel Flores.

Habitantes de la sindicatura de Eldorado abrieron una manta que abarcaba todo el ancho de la avenida Obregón y fueron la punta de lanza. Aún no eran las 18:00 horas y la gente estaba lista para escribir sobre las hojas del pavimento una historia más.

Organismos civiles, partidos políticos, empresarios, amas de casa, estudiantes. Hombres y mujeres, cansados de la impunidad, se unieron a la indignación y juntos demandaron al unísono “Justicia para Javier Valdez, justicia para Javier Valdez”. Y una manta consigna: “Nosotros somos las voces de tus líneas no escritas en Ríodoce, exigimos justicia”, y atrás, la gente, como letras, como párrafos, remolinándose en las hojas negras del pavimento.

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De la marcha del dolor

El presidente de la Comisión de Defensa de los Derechos Humanos en Sinaloa, Óscar Loza Ochoa, toma el micrófono. La gente impetuosa quiere dar inicio, sin embargo, escucha las palabras. El nudo en la garganta se deshace por unos instantes.

“Este jueves ha sido el de las marchas del dolor”, pronunció Loza Ochoa. Ese día por la mañana, familiares de la niña Dayana marcharon también. Además, manifestaciones similares se llevaron a cabo alrededor de Sinaloa y México.

“Porque en el caso Javier también vemos reflejados todos los casos de desapariciones forzadas en Sinaloa y también en México, porque en el caso de Javier tenemos que vernos todos. El dolor que sufren las familias que directamente son víctimas de la violencia, es el dolor que debemos de sentir todos también, y el ir al Palacio es exigir justicia para el caso de él y para todos los que están pendientes por la impunidad que hay en el estado de Sinaloa y en el país”, dijo.

A su lado, las mujeres que integran el colectivo de Voces Unidas por los Desaparecidos cogieron sus mantas y pancartas. Una de ellas con un cartel del artista gráfico Dante Aguilera con la imagen de Javier Valdez, y otras, la mayoría, con fotografías de sus desaparecidos. El dolor unió a Culiacán.

De entre la gente surge un hombre. A pesar de contar con algunas canas en su cabellera y el sudor que le empaña sus anteojos, no se dobla. Sobre sus hombros carga una cruz negra en donde se logra leer “Javier Valdez 15 de mayo de 2017”. El hombre es Salomón Monárrez, líder de la Oficina del Pueblo. Dice a la gente que la va a colgar en el Palacio de Gobierno al término de la marcha. Honró su palabra, la colgó.

El termómetro, con sus 36 grados centígrados, apuraba a Miguel Taniyama, empresario restaurantero y activista social. Ataviado con su traje de chef corre entre la gente. En sus manos una bolsa con botellas de agua que repartió entre los que pudo.

También un maestro universitario retirado. Nació en Navojoa pero sus pasos lo trajeron a Sinaloa, y desde entonces no se pierde una manifestación. Crítico del sistema, sus años de juventud los vio pasar ayudando a la gente del campo, y ahora, la indignación por la impunidad lo llevó a las calles otra vez.

Los artistas aprovecharon y mudaron su escenario, su lienzo, su hoja en blanco, y la trasladaron al pavimento de Culiacán con la consigna de “No al silencio, no más violencia”. Actores, escultores, músicos, pintores, todos fueron amigos de Javier.

El contingente llegó al Palacio de Gobierno. Sobre la avenida de los Insurgentes, entre 600 y 700 personas encontraban un segundo aire después de la caminata de casi siete kilómetros sobre el asfalto caliente y los 36 grados centígrados. “Justicia para Javier Valdez, justicia para Javier Valdez”.

Alrededor de la explanada se fueron desplegando las mantas, y entre la gente, dos jóvenes con cubetas de pintura blanca y rodillos comenzaron una pinta sobre el piso del recinto. La gente les dio espacio y los reporteros gráficos rápidamente prepararon sus cámaras. La pinta comenzó con la letra jota, luego la u, y la ese, la te, la letra i y luego la ce para concluir con una i y una a. Una niña lo lee, despacio, y presume que ya sabe leer, “dice Justicia, dice Justicia”.

La pinta fue complementada con el nombre de Javier Valdezy a los dos jóvenes se sumaron otros más, una guerrilla de la manifestación; sus compañeros del gremio, unidos como pocas veces o casi nunca, leyeron la consigna blanca una vez concluida sobre el concreto de la explanada, “Justicia Javier Valdez”.

Al día siguiente empleados del Palacio de Gobierno quisieron limpiarla con agua y escobas. No lo lograron; tendrán que hacer algo más que sacar agua y escobas.

En la explanada, Ismael Bojórquez dio su discurso. “Javier vivió y murió por Sinaloa. Javier vivió dando la voz a las víctimas de la violencia, a las madres y padres con hijos desaparecidos, a las mujeres y niños abandonados en su soledad después de que sus esposos y sus padres habían sido ‘levantados’. Javier entregó su tiempo y su alma por los desplazados de la violencia, que como ríos trágicos bajaban de la sierra para recibir, cuando mucho, migajas del gobierno”.

Y muchos estaban ahí. Muchos de esas personas sobre las que escribió Javier, ahí estaban. Muchos, identificados con la pérdida, acompañaron a otros, y así la cadena. Ismael acertó con su aseveración al inicio de su discurso: Este es un día histórico para Sinaloa. Y es un día histórico para México.

Y lo fue. Un mes del asesinato de Javier Valdez puso en evidencia las estrategias de seguridad en Sinaloa, en donde más de 720 homicidios dolosos, 10 feminicidios y una impunidad de 96 por ciento, aquejan la entidad.

Adentro, los emisarios de la Secretaría General de Gobierno, entre el sudor y el nervio, apuraban a la comitiva que entraría con Gonzalo Gómez Flores, titular de la dependencia y quien en la ausencia del gobernador Quirino Ordaz Coppel los recibió. En la reunión, los reclamos casi idénticos, violencia e impunidad se repetían en cada oración y Gómez Flores tomaba nota.

Afuera la gente esperaba noticias. De manera oficial la Secretaría General de Gobierno se comprometió a dar respuesta a seis peticiones que le fueron entregadas de manera escrita y entre los que se encuentra una rectificación en las estrategias de seguridad y el esclarecimiento del homicidio de Javier Valdez Cárdenas. La respuesta tendrá que llegar este lunes 19 de junio.

La carta lleva copia para el titular de la Fiscalía Especializada para la Atención de Delitos cometidos contra la Libertad de Expresión, Ricardo Sánchez Pérez del Pozo; y para Juan José Ríos Estavillo, titular de la Fiscalía General del Estado de Sinaloa, y la crítica para ambos es la poca información vertida referente al caso.

La marcha culminó. Salomón Monárrez coloca la cruz en honor a Javier, le hicieron la promesa de no removerla. Y la mancha de personas se disipó entre el dolor que unió a Culiacán. También, los amigos de Javier unieron a Culiacán. A la marcha fueron el amigo del amigo. Aquel que escuchó una historia de él. O del otro que lo leía domingo a domingo. O solamente la madre que acompaña a su hijo, quien desde adolescente sueña con cambiar al mundo, y ella otra vez lo acompaña en su locura, y entre protestas y flashes de cámara, entre la gente y las transmisiones en vivo, marcha a su lado.

El dolor unió a Culiacán y el cartero demanda justicia. Justicia para Javier Valdez. No al silencio. Las líneas no escritas por Javier en Ríodoce se comenzaron a escribir sobre el asfalto desde el 15 de mayo, y la Malayerba nunca muere.

 

 

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En Los Mochis, los ausentes fueron los políticos, empresarios y burócratas

Los de a pie exigen justicia para Javier

Llegaron caminando, en auto, en camión, a la hora pactada: seis de la tarde de ese jueves 15 de junio, cuando se cumplía el primer mes del asesinato del periodista y escritor Javier Valdez, fundador de Ríodoce y corresponsal de La Jornada, ultimado a balazos en Culiacán.

Se acomodaron frente al parque Venustiano Carranza, ubicado en la calle Gabriel Leyva, entre Rodolfo T. Loaiza y el bulevar Juan de Dios Bátiz, al norte de la ciudad.

Eran unos actores variopintos. Desde niños hasta adultos mayores, algunos con andaderas. Desde jóvenes deportistas hasta muchachos en sillas de ruedas. Trabajadores, hasta pensionados y jubilados. Regidores hasta diputados locales, todos de oposición. Líderes sociales y dirigentes de agrupaciones. Periodistas, los menos, pese a que era una convocatoria tan abierta que hasta pugnaba por defender su derecho al trabajo libre de violencia.

Ellos, los protagonistas se habían enterado de la convocatoria del semanario en diversos medios. Algunos leyeron el periódico, otros, un diario local, alguien más lo escuchó en los noticieros y hubo hasta quienes fueron invitados por su vecino, pero todos, alrededor de 300 personas, estaban allí para marchar, para exigir justicia para el periodista Javier Valdez, y sus correligionarios ultimados en distintos estados del país en fecha reciente.

La mayoría vestía de blanco, como señal de que buscaban la paz para el estado.

La totalidad llevaba en sus manos algo que lo relacionaba con Valdez: un periódico, una playera, una plantilla, una frase; un recuerdo de aquella plática en la que sobresalía el madrazo seguro, típico en el culichi.

Mirna Nereyda Medina Quiñónez lo recuerda: “Él nos puso Las Rastreadoras”, y su rostro se ensombrece.

Mirna Duarte, directora de Dignifica tu Vida en Familia dice: “Su partida duele. Por eso marchamos. Por eso estamos aquí”.

Josefina Couret de Saracho, defensora de los Derechos Humanos en Choix, Sinaloa, manifiesta: “Fue un abuso la muerte de Javier. Él nos unió en esta demanda de justicia para todos. Dio la voz a todos, y ahora todos debemos darle esa voz de justicia”.

Guillermo Padilla, de Mochitenses por la transparencia, y Luis Felipe Villegas, de Rueda verde y regidor ciudadano, quienes ayudaron a organizar la marcha respondieron: “Nos convocaron, y estamos aquí, listos”.

Otros más, como Gorgonio Silva Gualizapa, Aidé Soto y José Ángel Sánchez, dirigentes de solicitantes de lotes progresivos de Topolobampo, de la asociación de precaristas “Se da tu vida Digna”, y de “Las Marías”, respectivamente, dijeron estar prestos para la exigencia de Justicia por Javier Valdez y para clamar por justicia para su sacrificio y por el de miles de sinaloenses cuyos casos han sido enterrados con la impunidad del Gobierno del Estado.

Así, ellos se aprestaron a caminar, y no se asustaron cuando policías ministeriales pasaron filmando la manifestación, pues ya curados de sustos hasta los saludaron.

Tomaron sus lonas, sus mantas, su periódico, la cartulina y se acomodaron sobre la calle Gabriel Leyva. A la vanguardia, una patrulla de Tránsito abanderaba al contingente; y en la retaguardia, la unidad de Protección Civil.

Así, caminaron por la Gabriel Leyva al sur, viraron al oriente por la calle Álvaro Obregón, doblaron en la Ignacio Allende y giraron en la Miguel Hidalgo. Habían rodeado el centro comercial de la ciudad, y se enfilaron hacia la plazuela 27 de septiembre, en donde se alzó un altar a Javier Valdez. Allí, en el quiosco, el contingente se arremolinó.

Se abrió el discurso, secundado por Gilberto Gutiérrez y terciado por los periodistas Óscar Flores y Humberto González.

El final es un coro a gritos: ¡Justicia para Javier! ¡Justicia para Javier!

Entre el público, el discurso caló.

El doctor José Villegas, lo resume: profundo, firme, dirigido. Lo dijeron todo.

Los que son cabezas de grupo se reúnen. Es el momento de agradecer la asistencia, y los comentarios finales. Todo bien, resumen. Y faltaron los que ya sabíamos que lo harían: los diputados priistas, los regidores priistas, los burócratas priistas; los empresarios acomodaticios que se quejan, pero no actúan por temor a perder los favores oficiales; los sindicatos charros y las organizaciones campesinas, rehenes del corporativismo priista.

Ellos se despiden, y prometen regresar, las veces que sea necesario.

 

 

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Cientos de mazatlecos marcharon por las calles del puerto

Al  grito de “¡Justicia, justicia!”

“Mexicanos al grito de guerra”, fue la primera frase que entonaron cientos de mazatlecos que el 15 de junio marcharon en Mazatlán para pedir paz, seguridad y justicia.

Fue en la explanada de la presidencia municipal donde culminó la marcha que reunió a ciudadanos de la sociedad civil, muchos profesionistas, entre ellos los más agraviados.

Cronológicamente el golpe de la muerte llegó primero a los tres maestros acribillados en Concordia el 4 de mayo, luego el asesinato del abogado Miguel Ángel Sánchez Morán, el 12 de mayo.

Sólo tres días después, el escritor y periodista Javier Valdez Cárdenas, cofundador de Ríodoce fue asesinado, también a plena luz del día en la capital sinaloense.

Sin que la sociedad del sur de Sinaloa tuviera tiempo aún de asimilar el duelo, la inseguridad asestó otro golpe en contra de otra figura muy querida, tanto por su don de gente como por su profesión: el director de la clínica del ISSSTE en Mazatlán, Miguel Ángel Camacho Zamudio recibió un balazo cuando llegaba a su trabajo.

Antes y después de estos asesinatos, ocurrieron otros que también alertaron a la población, mientras las autoridades municipales se jactaban de que todo estaba bien y defendían su posición desde un “no estamos cruzados de brazos”, como lo declaró el alcalde Fernando Pucheta Sánchez.

Eso llevó a los profesionistas, comunidad universitaria, de médicos, de abogados y de periodistas, así como a la sociedad en general, a salir de nuevo a las calles a gritar “Ya basta”.

La calle Gutiérrez Nájera, Juan Carrasco y la legendaria Aquiles Serdán fueron testigos de la movilización y las consignas.

Héctor Melesio Cuen Ojeda, presidente estatal del PAS se sumó, dijo que como un ciudadano más, para exigir justicia y menos violencia en Sinaloa.

En la manifestación participaron hombres y mujeres de la sociedad organizada como el Colegio de Médicos y Cirujanos de Mazatlán, representado por el médico Marco Arturo López Castro; el Colegio de Abogados “Marco Antonio Arroyo Camberos”, A. C. conducido por José Antonio Serna Valdez; el Frente Amplio Mazatleco, con Arturo Lizárraga y Guadalupe Torres al frente, y los ex estudiantes de la Casa del Estudiante de la UAS (Exceuas), encabezados por Adalberto Valle y Mateo Núñez.

También respaldaron el llamado a la paz el Colectivo de Periodistas por la Paz y Libertad de Expresión, la Asociación de Médicas Cirujanas, encabezada por Emma Rodríguez; el Consejo de Organizaciones de la Sociedad Civil de Sinaloa, A. C., con Jorge Figueroa Cancino; José Guadalupe  Morales de El Barzón, vecinos de Villa Unión, Frente Nacional Contra las Tarifas Eléctricas y Movimiento Amplio Social Sinaloense.

Pedro Brito Osuna, ex director de la Facultad de Ciencias Sociales de la UAS (Faciso) hizo un alto frente al Mercado José María Pino Suárez, donde decenas de hombres y mujeres observaban el contingente.

Explicó el motivo de la marcha y la indignación y necesidad de que la sociedad sea partícipe de este tipo de exigencias.

En el templete que fue colocado en la explanada de la Presidencia Municipal, uno a uno, representantes de sectores agraviados, expusieron sus motivos.

La exigencia para el gobernador Quirino Ordaz Coppel retumbó en el corazón del centro de Mazatlán.

 

¿Tendremos que salir armados?: médicos

El médico López Castro dijo que la comunidad médica está agraviada por el asesinato del doctor Miguel Ángel Camacho: “La comunidad médica de Mazatlán y el Sur de Sinaloa se une a esta marcha por la paz, agraviada por esta ola de violencia que ya nos afecta a todos. No es posible seguir prestando nuestros servicios en un clima de violencia, inseguridad, ya que varios médicos han sido amenazados, extorsionados o peor aún, asesinados”, dijo.

“Señor gobernador, la ciudadanía exige un alto a la violencia, no más muertes por criminales, ¿o qué, tendremos qué salir armados para defender nuestras vidas y la de nuestra familia, también como en los tiempos de las recompensas?”, cuestionó el médico.

 

“Ya no bastan las recompensas”: abogados

José Antonio Serna Valdez exclamó no a la impunidad en memoria de Miguel Ángel Sánchez Moran y se solidarizó con los periodistas y médicos por ejercer, al igual que los abogados, profesiones riesgosas.

“Hoy más que nunca hacemos un llamado a nuestras autoridades, a nuestro fiscal para que presten atención, no queremos más discursos, queremos al frente gente con vocación y entrega que sepa lo que esté haciendo”, aseveró.

Un estado de derecho es en el que una autoridad asume el control, consideró ante decenas de abogados que también marcharon en memoria de Sánchez Moran exigiendo el esclarecimiento de su asesinato.

 

Quirino y Pucheta ¿Ineptos o cómplices?

El médico Guadalupe Torres, en representación del Frente Amplio Mazatleco, expuso que “el gobernador Quirino Ordaz Coppel y el presidente municipal Fernando Pucheta, o son ineptos o son cómplices en el combate a la delincuencia”.

Dijo que el periodista es importante por ser la voz y letra de la sociedad: “Es un ícono porque es el denunciante general de la delincuencia, no solo de la civil, sino de la gubernamental”.

El médico indicó que el primer deber del gobierno es la seguridad, seguido por la salud y la educación, no colocar palmeras ni embellecer ciudades, y mencionó que “un mes sin resultados es lo esperado de un gobierno inepto, que cuenta con el 99.6 por ciento de asesinatos impunes”.

“Seguiremos exigiendo con mano firme”, advirtió.

 

Voces entre campanadas

La voz de Mateo Nuñez, integrante de Exceuas, no enmudeció ante el repicar de las campanas de la catedral de Mazatlán.

La peregrinación que la comunidad católica organizó para celebrar el día del Corpus Christi fue encabezada por una banda de guerra, que lejos de opacar la voz de Mateo, la enalteció: “Quiero exigir también por aquellas madres, hermanos e hijos que se quedaron esperando a un padre que nunca llegó por esa ineptitud que están en una burbuja haciendo glorietitas”, dijo.

Pidió por lo desaparecidos cuyas familias siguen esperándolos, y retó a las autoridades que anden en la calle sin guardaespaldas. Mientras, la banda de guerra y las campanas parecían competir con su voz. Mateo, campanadas y banda de guerra, enmarcaron el coraje de sus palabras.

El Himno Nacional fue el preámbulo para que Gabriel Michael Mueller, originario de Nebraska, quien tiene tres años viviendo en Mazatlán, cuestionara: “Como es posible que tengamos tanta violencia y corrupción, yo no soy corrupto, tampoco ustedes, entonces, ¿qué nos pasa? ¿De dónde salen la violencia y la corrupción?”

 

 

El pliego petitorio

 

Representantes de los grupos participantes acordaron emitir un pliego petitorio en el que piden al gobernador tomar medidas respecto a la inseguridad que prevalece en la ciudad.

 

Mazatlán, Sin. 15 de junio de 2017.

 

  1. LIC. QUIRINO ORDAZ COPPEL

GOBERNADOR CONSTITUCIONAL

DEL ESTADO DE SINALOA.

P R E S E N T E.-

 

Por este conducto, de la manera más respetuosa nos dirigimos a Usted, ciudadanos del municipio de Mazatlán y zona sur del Edo de Sinaloa, para manifestarle nuestra inconformidad por los hechos violentos y falta de efectividad y credibilidad en las investigaciones de la fiscalía y los cuerpos policiacos. Aún  no han podido esclarecer los múltiples hechos delictivos que aquejan a nuestra  sociedad, por lo que nos manifestamos en una marcha pacífica como una expresión  física que el pueblo del sur de Sinaloa está cansado de soportar tanto autismo de las autoridades del Estado, razón que nos ha llevado a incorporarnos a  la convocatoria del colectivo de los periodistas por la paz y  la  sociedad civil organizada (que se enlista); acudimos y marchamos unidos  a esta manifestación ciudadana.

No dudando de la responsabilidad ética que le compete, esperamos sin duda la efectividad en las acciones necesarias que deben realizarse en contra de la impunidad y la violencia en sus múltiples expresiones, asegurando la paz de nuestra población sinaloense, como lo marcan los derechos constitutivos de nuestra Carta Magna.

 

A T E N T A M E N T E

 

Colectivo de Periodistas por la paz y la libertad de expresión

Asociación de Jubilados

Vecinos de Villa Unión

Frente Nacional Contra Tarifas Eléctricas

Movimiento Amplio Social Sinaloense

Consejo de Organizaciones de la Sociedad Civil de Sinaloa AC

El Barzón

Frente Amplio Mazatleco

Coordinadora Nacional de Trabajadores de La Educación

Movimiento Magisterial Sinaloense Zona Sur

Sociedad Médica de Mazatlán

Ex miembros de las casas del estudiante de la Universidad Autónoma de Sinaloa

 

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Días rojos y noches negras

 

Mi Mazatlán hermoso huele a muerte. Más mujeres y hombres en luto, más niños huérfanos sin educación, ¿más posibles delincuentes? ¡No, ya no!

En este estado sinaloense no pueden ocurrir tantos males, van a la cárcel inocentes y por los malvados poco hacen los oficiales. Se ven circunstancias desiguales y en vez que al pueblo eleven,  silencian la voz de los editoriales por orden  de funcionarios inmorales. Se castiga con furia al inocente dejando en paz al influyente que tiene delitos incurables. ¡Urge respetar la Constitución! que a todos hace iguales sin distinción de cargos ni clases sociales.

Gobernador, funcionario, soldado, policía: su rifle y su salario el pueblo lo paga a diario.

El dolor de la inseguridad y la muerte nos vistió, pero la fraternidad de pueblo nos reunió.

Que no se burle la maldad

Que muera la impunidad

Que vuelva la seguridad

Que viva la Paz y la Libertad

(21 de mayo 2017)

*Emma Rodríguez Choreño, integrante de la Asociación altruista Médicas Cirujanas de Mazatlán.

 

 

 

 

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