Se cumple un año de la muerte de César López Cuadras

cuadras33Mario García 
El pasado 14 de abril se cumplió el primer aniversario luctuoso de César López Cuadras, considerado uno de los más importantes escritores de la narrativa sinaloense. El escritor y miembro de la Academia Mexicana de la Lengua, Élmer Mendoza, lo describe como una de las voces más auténticas de la literatura regional y uno de los más destacados de la literatura mexicana en los últimos tiempos.
—Para usted, que tuvo la oportunidad de convivir muchos años con el escritor López Cuadras ¿Qué importancia tiene su narrativa hoy en día, para los lectores y las nuevas generaciones de escritores?
—César es un escritor que sabe representar un espacio y una realidad específica: la sinaloense; desde esa perspectiva su registro narrativo contiene humor y verdad y una región vibrante. Los lectores la pasan bien cuando leen los libros de César; las nuevas generaciones pueden fijarse en que hay esencias en ciertas narrativas de las que se puede partir y ésta es una de ellas.
—López Cuadras publicó su primer libro a los 41 años. Usted publicó Un asesino solitario hace 15 años, ¿Existe un margen de edad para dedicarse al oficio de escribir?
—A escribir no; la edad no importa, puede intentarse a cualquier edad; lo difícil es el mundo de la industria editorial que no pocas veces prefiere autores jóvenes.
—Comprender el imaginario que desarrolló López Cuadras a lo largo de su trayectoria literaria, es evocar la atmósfera de Guasachi, ¿podemos compararla con la Yoknapatawpha de Faulkner; la Comala de Rulfo; Onetti y su Santa María, y por qué no, el Macondo de García Márquez?
—Claro que sí, varios críticos que trabajan ciudades imaginadas han incluido a Guasachi como uno de los ejemplos mexicanos, y para comprender la obra de López Cuadras es necesario reconocer la representación que hace de una región en diversas épocas de su historia, esto más allá de su estilo.
—López Cuadras acostumbraba publicar pasados largos periodos, ¿Qué enseñanza nos deja con su obra ahora a un año de su partida?
—Más que enseñanza es una provocación dirigida a sus lectores de que deben continuar leyendo su trabajo y el de otros autores universales.
—Sinaloa hoy en día puede presumir una gama de prolíficos narradores como usted, Juan José Rodríguez, Eduardo Ruiz Sosa, Geney Beltrán, César Ibarra y el mismo César López Cuadras, ¿A qué cree usted que se deba este interesante fenómeno?
—No lo tengo claro, cómo varias personas coinciden haciendo un trabajo de calidad capaz de llamar la atención de personas ajenas a la cultura sinaloense; pero lo celebro profundamente y creo que en los autores que mencionas se encuentra obra que representa una región y otra que está abierta al mundo. También destaca la participación de las mujeres sinaloenses, como Mariel Iribe Zenil, Elena Méndez, Glafira Rocha, Zenaida Moreno, Ernestina Yépiz, Alma Vitalis (Nayarit), y muchas otras, que han emprendido un trabajo destacable dentro de este oficio.
—¿Qué lectura recomienda a los lectores que aún no se han adentrado al imaginario lopezcuadriano?
La primera vez que vi a Kim Novak (Editorial UAS, 1996/2010) es un libro adecuado para abrir la puerta al universo de López Cuadras; después (su obra prima) La Novela inconclusa de Bernardino Casa Blanca es buena para continuar.
En su narrativa, López Cuadras recrea un imaginario derivado de sus recuerdos de niñez y adolescencia, marcando notablemente su obra por las experiencias vividas en un pueblo ubicado entre la sierra y la costa del estado de Sinaloa, como es Guamúchil. Son estos recuerdos los que pueblan su repertorio imaginativo que posteriormente manifestaría en su literatura.
Para él, el vínculo existente entre su imaginativo —Guasachi— representa a dos municipios normalmente en disputa: “Hay que escribir de lo que uno sabe. Yo escribo de lo que viví, y Guasachi es una combinación de Guasave y Guamúchil, dos pueblos vecinos que siempre han sido rivales”, expresó el escritor, ganador en 2009 del Premio Sinaloa de las Artes (máxima condecoración que entrega el gobierno estatal a los creadores de arte).
Y es Guasachi un reflejo de la omnipresencia, el cual lo describe cómo “un pueblo impensable sin su encarecida deuda con la realidad y cuyas latitudes se registran lejos de Dios y cerca del infierno, justo al lado de un expendio de cerveza. Ese es el lugar que da patria a una comunidad inspirada en las ‘buenas costumbres’ y vuelta hacia los decoros de la doble moral”.
Breve perfil 
César López Cuadras nació en Surutato, Badiraguato el 18 de agosto de 1951 y falleció  en Guamúchil, Sinaloa, la tarde del 14 de abril de 2013. Fue Licenciado en Economía por la UNAM. En 1993 obtuvo el primer lugar del Concurso de Publicación de Obra Literaria de la Universidad de Guadalajara  por su primera obra  La novela inconclusa de Bernardino Casablanca. Es autor de otros siete libros de narrativa como La primera vez que vi a Kim Novak: Cuentos y relatos de Guasachi (Editorial UAS, 1996), Macho Profundo (Arlequín, 1999), Cástulo Bojórquez (FCE, 2001), La Güera Simental y El pescador y las musas (Arlequín, 2004), Mar de Cortés (Ayuntamiento de Culiacán, 2007), Cuatro muertos por capítulo (Ediciones B, abril de 2013), y la inédita El delfín de Kowalsky.

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