Perlas de pepe, Jorge Negrete

 

negrete

Salta el dato de que ambos ingresan al cine trabajando, el uno, con la hija, el otro, con la madre. Esto podría ser irrelevante de no ser por la curiosidad de que María Fernanda muere joven, como Negrete, mientras que Sara lo hace ya mayor, como Cantinflas. Otro puede ser el hecho de que ambos solo prefiguran en su primer escarceo cinematográfico los personajes que los habrán de inmortalizar.

La personalidad de Jorge Negrete se proyectaría a plenitud en la cinta ¡Ay Jalisco, no te rajes! (1941) de Joselito Rodríguez. El charro cantor en toda su expresión, lo mismo que una mexicanidad regionalista que, a la fecha, sigue en el imaginario del extranjero que gritar ¡Ay Jalisco, no te rajes! es una arenga para el país en general. Sin dudas son los costos de darnos a conocer tras fronteras.

Negrete es la viva imagen del latin lover: es gallardo, atractivo, valiente, noble, apasionado, monta a caballo, viste de charro y al menor descuido nos demuestra, con mariachis o no, en una cantina o bajo el maravilloso cielo del campo jalisciense, una y otra vez, que sabe cantar las rancheras. Con todos estos milagros aterrizados en una sola persona, no era extraño que tuviera una legión de admiradoras en el mundo, menos que se conchavara de pareja a Gloria Marín, su compañera en la cinta. La Doña, María Félix sería la esposa que lo vería morir de hepatitis en Los Ángeles, en 1953.

Mario Moreno no solo fue un gran cómico, sino que tuvo el acierto de hacerse de un personaje llamado Cantinflas que va más allá de su nombre, de su propio ser. Un ejemplo basado en un artista que lo admiraba al grado de intentar en su momento hacer una cinta juntos: aunque Charlot es un personaje inolvidable, siempre recordamos más a Charles Chaplin, su creador. En el caso del peladito ocurre lo contrario.

Para no darle vueltas al origen de ese curioso nombre que hoy es verbo, adjetivo y sustantivo en la Real Academia de la Lengua, recurriré a Monsiváis para cobijarme en su sabiduría y no desbarrancar con mi ignorancia:

De acuerdo a una leyenda con la que él está de acuerdo, el joven Mario Moreno, intimidado por el pánico escénico, una vez en la carpa Ofelia olvidó su monólogo original. Comenzó a decir lo primero que le viene a la mente en una completa emancipación de palabras y frases y lo que sale es una brillante incoherencia. Los asistentes lo atacan con la sintaxis y él se da cuenta: el destino ha puesto en sus manos la característica distintiva, el estilo que es la manipulación del caos. Semanas después, se inventa el nombre que marcará la invención. Alguien, molesto por las frases sin sentido grita: «Cuánto inflas» o «en la cantina inflas», la contracción se crea y se convierte en la prueba del bautismo que el personaje necesita.

 

Texto editado del libro Mira esa gente sola, capítulo “El charro y el peladito, centenarios”.

Facebook
Twitter
WhatsApp
Email
  • 00
  • Dias de Impunidad
RÍODOCE EDICIÓN 1104
GALERÍA
Operativo de fuerzas federales en el sector de La Lima, tras enfrentamiento ocurrido la madrugada de este domingo en Culiacán, que dejó un elemento de la Guardia Nacional (GN), muerto y otro lesionado .
COLUMNAS
OPINIÓN
El Ñacas y el Tacuachi
BOLETÍN NOTICIOSO

Ingresa tu correo electrónico para recibir las noticias al momento de nuestro portal.

cine

DEPORTES

Desaparecidos

2021 © RIODOCE
Todos los derechos Reservados.