Dos colosos del arte universal

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Leonardo Da Vinci y Miguel Ángel en el Museo de Bellas Artes

 

 

Cuando los bultos procedentes de Virginia y Boston, Estados Unidos, descendían al Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México días atrás, los usuarios y pasajeros se inquietaron al ver un dispositivo de seguridad tan extremo, pensando tal vez que estarían presenciando uno de los mayores decomisos registrados en la estación aérea.

Al cabo de unos minutos se percataron que esos bultos custodiados eran obras de arte. Pero al enterarse que se trataba de los dos exponentes más grandes del arte universal, la gente que observaba empezó a aplaudir en señal de júbilo, porque sin pensarlo estaban dando la histórica bienvenida a dos huéspedes que jamás imaginaron.

Eran las obras de Leonardo Da Vinci y Miguel Ángel Buonarroti que llegaban a esta ciudad a compartir su obra pictórica y escultórica en una magna exposición que reúne parte del legado  de estas figuras paradigmáticas, que a más de quinientos años, los consagran como los más grandes artistas que haya parido la historia de la humanidad.

Los dos grandes maestros del Renacimiento están reunidos en el Museo del Palacio de Bellas Artes, en una exposición conjunta itinerante: la primera es “Leonardo Da Vinci y la idea de la belleza”, que expone dibujos y bocetos originales del artista en una muestra adaptada para México donde por primera vez se exhibe “El Códice sobre el vuelo de las aves”, y once piezas originales del artista más otras cuatro de su círculo, donde se explora la relación entre belleza y naturaleza y la inquietante fusión entre arte y ciencia, que definieron los estudios y la tendencia del artista italiano.

“El Códice sobre el vuelo de las aves” es considerado el primer estudio científico del vuelo, y está conformado por 18 páginas con dibujos y escritos que retratan una reflexión sobre las aves y la mecánica de sus alas, para poder crear lo que hoy conocemos como las máquinas para volar.

Otra de sus obras, “La Virgen de las Rocas”, es uno de los bocetos más preciados en la obra de Leonardo Da Vinci. El dibujo está elaborado con punta de plata, una técnica que requiere  de una alta disciplina, ya que no permite alterar o borrar el trazo. El valor de esta obra reside en que se considera la única evidencia de los preparativos para el óleo.

La otra exposición “Un artista entre dos mundos” reúne 29 obras de Miguel Ángel y otras 45 piezas de pintores y escultores cercanos al artista florentino. En la muestra se exhiben dibujos, oleos y esculturas que documentan la trayectoria invaluable de este creador del arte y que ayudan a entender la enorme presencia e influencia de Buonarroti en las expresiones artísticas del mundo occidental.

En esta travesía por la exposición, se narra la vida del artista; sus primeras obras y su relación con los mecenas, entre ellos la poderosa familia de Los Médici, que le apoyaron a desarrollar su arte. En este apartado se exhibe el “Retrato de Lorenzo El Magnífico” de Giorgio Vasari, y una carta escrita en Roma a su sobrino Leonardo en Florencia, donde a sus 86 años y al borde la muerte, le expresa la profunda soledad que lo aterra, a pesar de que su obra artística ya había trascendido en toda Europa.

En uno de los espacios aparece la escultura, el medio por el cual Miguel Ángel Buonarroti expresa sus más puras emociones y su idea de la perfección. Algunas de las obras exhibidas  son “El David Apolo”, escultura en mármol de 1.47 metros; la escultura de “La Piedad Vaticana”;  “El Cristo Portacroce” o más conocido como “El Cristo de Giustiniani”, obra en mármol de 2.50 metros que se presenta por primera vez fuera de Italia.

“La Piedad es réplica de la escultura realizada por el artista, de apenas 24 años de edad, en un bloque de mármol blanco procedente de las canteras de los Alpes Apuanos de la Toscana por encargo del cardenal Jean Bilhéres de Lagraulas, obispo de Villiers y de San Dionisio, quien pagó 450 ducados de oro.

Con dimensiones de 1.74 por 1.95 metros, la obra es una composición piramidal y proporcionada que muestra el cuerpo de Jesús muerto, bajado de la cruz y depositado sobre los numerosos pliegues de las amplias vestimentas que cubren el regazo de la Virgen.

En esta pieza Miguel Ángel presenta a Jesús con una expresión plácida, según los especialistas, debido a que cumplió su misión en la Tierra, mientras que una joven y bella virgen María mira el cuerpo de su hijo, con una pena infinita y gran ternura. La obra original se encuentra en la Basílica de San Pedro, a donde fue trasladada en 1749.

Entre sus dibujos y bocetos originales  elaborados de 1508 a 1510, se muestran los que sirvieron para inspirar las pinturas  de la Bóveda de la Capilla Sixtina. Igual se muestra correspondencia personal del artista.

Contexto social en que vivieron los genios del arte

Es importante destacar que los dos genios del arte universal vivieron en un periodo de la humanidad en que los conflictos sociales se vieron eclipsados por un fenómeno artístico cultural conocido como Renacimiento, periodo que duró siglo y medio y propició el surgimiento de grandes, pintores, escultores, arquitectos, poetas, científicos y músicos en la Italia del siglo XV. En este contexto florece la obra de Miguel Ángel y Da Vinci.

La exposición se abre al público en general de martes a domingo. Da Vinci permanecerá hasta el 23 de agosto y Miguel Ángel hasta el 27 de septiembre, con horarios de 10 a 18 horas y un costo de 49 pesos. Estudiantes, maestros y miembros del IMAPAM con credencial vigente tienen entrada libre. Domingos la entrada es libre.

 

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