Fue una película que en 1967 se filmó con la estupenda actuación de Sidney Portier, uno de los mejores actores norteamericanos de aquella época. La historia escuchada y vista en la pantalla grande, causó reacciones entre los cinéfilos y se extendió, sobre todo, en las Instituciones educativas de los niveles de secundaria y preparatoria. Fue una buena película que nos proyectó a un maestro que se identificó con la mayoría de los profesores de entonces, eran muy respetados.
Viene a cuento este comentario porque ahora los maestros han sido devaluados, muchos son vistos con recelo y desconfianza. ¿A qué obedece esta situación? Es una pregunta que surge cada vez que nos damos cuenta cómo andan nuestros jóvenes en educación, cada vez que vemos las manifestaciones de los maestros en contra de la Secretaría de Educación Pública, SEP, Institución responsable principal de los destinos de tan importante tarea. ¿En qué lugar está nuestro país en cuanto a educación se refiere? Según estadísticas aparecidas en Wikipedia, estamos en el lugar 102 de 124, y en rendimiento en el 53 de 65. Esto nos dice que somos de los últimos en la lista mundial. Es una vergüenza, pero más una desgracia para los mexicanos; también es importante considerar, que son unos cuantos los que, de manera desobligada, y hasta perversa, han dejado que nuestro pueblo no se prepare, y por eso, vive en el atraso.
Como podemos ver, estamos mal. Analicemos esto desde otra óptica.
Don Fernando Savater, escritor y filósofo de origen español, sostiene que el Estado, o sea los gobiernos, tienen la responsabilidad de prodigar enseñanza al pueblo, que incluso, debería ser obligatorio hasta el bachillerato, pues el saber nos permite resolver gran parte de los problemas de nuestra existencia. También sostiene que aprender a leer y escribir, nos permite ampliar el vocabulario para saber pensar, y pensar es indispensable para tomar decisiones. El pensamiento es ilimitado, es libre y está aquí, en la cabeza. Disculpen, dice Savater, pero a veces, da la impresión de que la gente no sabe ni donde tiene la cabeza. Algunas gentes se preguntan, ¿por qué los mexicanos siempre estamos en la media? Sí, en la mediocridad. Caso patético el fútbol, la selección mayor está por cumplir 90 años de participar en los mundiales y nunca ha pasado de jugar los juegos reglamentarios, en cuanto asoma las narices contra los grandes, ¡sopas! ¡Queda fuera! El caso reciente con Chile en la Copa América, no es novedad, pero así cómo nos ocurre con el fútbol, también nos sucede en muchas otras actividades. El porqué de esta situación, dicen los expertos, es por falta de una buena preparación básica.
Con nostalgia recuerdo a DON VÍCTOR, así con mayúsculas. Era un maestro rechoncho, chaparro, prieto, pelos parados y usaba lentes con fondo de botella. ¡Ah! Pero a la hora de dar clases mostraba sus cualidades. Era un erudito que dominaba el arte de enseñar, estaba dotado de una simpatía que irradiaba seguridad, hablaba con elocuencia magistral; nos daba enseñanza de parvulito a primaria. Éramos, pues, unos pequeñines de apenas 5 a 12 años; nos trataba de tal forma, que siempre estábamos contentos porque le entendíamos con claridad, usaba unos monos de madera que manejaba con hilos, como si fueran títeres, les daba vida para explicarnos sobre el comportamiento humano. Tenía la paciencia de contestar todas nuestras preguntas por nimias que fueran.
Maestros de esa talla, ya no existen. La razón es sencilla, no hay preparación base que permita el despegue hacia algo superior. Y lo peor, es que tampoco se avizora la posibilidad de que nuestra situación mejore. Las muestras del caos las tenemos a la vista. Paros, huelgas y líderes que medran con la educación, maestros que intercambian favores, como actividades en campañas políticas, por calificaciones. Estos vicios son permanentes, como si tal cosa fuera normal.
¿Y los gobernantes? Los líderes políticos por obligación deben mostrarse celosos de guardar el orden, la justicia y los bienes del pueblo, pero no es así. Muestras de lo contrario es una costumbre permanente desde los tiempos de: “el que se mueve no sale en la foto”, “la corrupción somos todos”, “el que no tranza no avanza” y “un político pobre es un pobre político”; desde aquellas, no tan lejanas evidencias, las cosas hay ido de mal en peor. Y no tenemos esperanzas.
Una de las primeras declaraciones del candidato que ganó las elecciones para gobernar Sinaloa dijo: “No habrá cacería de brujas”. Con esta frase, este señor, muestra claramente que no hará nada en contra de los culpables, en caso de encontrar desvíos, o de plano, robos en los dineros y bienes que ahora administra el tal Malova y sus compinches. La actitud de Ordaz Coppel, nos anticipa que su gobierno será igual al de sus antecesores. Y no puede hacerlo de otro modo, se debe a los mandatos de su camarilla, un circulo duro, férreo en seguir explotando como mafiosos estilo Al Capone; esquilman y pisotean a quien ose oponérseles en sus afanes de fortunas y poderes.
En este país la mayoría de la gente sabe, y hablan mucho sobre los cárteles que son cabeza de los grupos delincuenciales; son muchos los que opinan que el cártel superior es el de Los Pinos. Y que sus estrategas se afanan en provocar la zozobra, el temor: ¡no te salgas del huacal!, ¡no preguntes!, ¡prohibido pensar! ¡Cuidado con no pagar impuestos!
Parte importante de la estrategia que sostienen es mantener la educación y la cultura soterradas, encadenadas en el oscuro sótano de la ignorancia, saben que un pueblo que no sabe leer, no sabe pensar, alejado de las artes, no tiene la posibilidad de anhelar ser mejor, y menos intentar volar hacia las alturas. Sursum Versus
leonidasalfarobedolla.com
