Como perder el encanto; la histórica Imala

ADOCRETO POR EMPEDRADO. Disfraz urbano que altera el contexto histórico.
ADOCRETO POR EMPEDRADO. Disfraz urbano que altera el contexto histórico.

“El espacio proporciona una referencia a la memoria, y si a menudo la engaña es porque los recuerdos se desvían, viajan y son en sí mismos infieles. El día en que el espacio acomete contra la memoria destruyendo sus referencias para substituirlas por simulacros, ya no queda nada que pueda retener los recuerdos: su huida se acelera, se alejan sin ninguna esperanza de regreso”.  Marc Augé en Ficciones de fin de siglo
 
Sergio Valenzuela
La cita era en “La Lomita”, el templo de Nuestra Señora de Guadalupe, la mañana del jueves 9 de febrero de 1989. Allí, en una oficina bien iluminada estaba junto a su escritorio monseñor Rogelio Olvera Palomino, esperando para platicar sobre sus vivencias y experiencias en relación al que para él siempre fue el entrañable pueblo de Imala.
Narraba el Padre Olvera que con el fin de iniciar su sacerdocio, muy joven llegó a Imala. Siempre interesado por la historia departió en más de una ocasión con los hermanos Hidalgo, albañiles que desde San Miguel Allende habían llegado para edificar el Templo de San Juan Bautista en esa comunidad.
Se convertía así en el eslabón que unía los tiempos, transmitiendo hechos del siglo XIX para construir una historia desde el urbanismo y la arquitectura. A través de su relato hacía una descriptiva del pueblo de Imala, aquel que en las últimas décadas del siglo XX, muy poco difería del que llegó a conocer en su juventud.
Un trazo urbano que delata su origen como “pueblo de indios” del siglo XVI trasmutado a “pueblo de vecinos” hacia el siglo XVII. Un pueblo de ondulante topografía y callejuelas que en serpenteante recorrido confluían hacia el núcleo central, donde una gran plaza contenía al templo. Susurros de campo, mugir de ganado, olor a humareda y caminar tranquilo de somnolientos mediodías.
Sin embargo, entre 1991 y 1994 comenzaron algunas acciones en una pretendida intención de promover el turismo. Los estragos apenas comenzaban. Evidentes acciones especulativas sobre el suelo se manifestaron. Aparecía irrumpiendo en la amónica imagen rural el primer expendio cervecero, émulo de “minisúper” culiacanense. Y el antiguo Templo, por una intervención desafortunada, sufriría los perjuicios de la humedad y en consecuencia la devastación causada por el salitre diez años después.
Entre 2009 y 2010 en una pretendida acción remedial se interviene de nuevo el Templo, con una interpretación errónea de la técnica de restauración de “rejunteo”, que en este caso se trató practicándola al modo en que se hace un emboquillado en pisos, provocando un involuntario emblanquecimiento de los muros que alarmó a la población e hizo actuar a instituciones como el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), lo que motivó la interrupción de la obra.
Una tercera intervención con mayor precisión técnica y mejor conocimiento de causa arrojó buenos resultados, salvo una interpretación errónea en la reconstrucción del remate del frontispicio.
PRODUCTO TURÍSTICO. Recuerdos que se alejan.
PRODUCTO TURÍSTICO. Recuerdos que se alejan.

Por desgracia a la par que se realiza en 2013 esta última intervención al Templo, comienza una serie de acciones sobre el resto del pueblo, obra pública que a la vista de especialistas en Conservación del Patrimonio, estaría significando el golpe final que abre la puerta a la depredación.
En las obras realizadas actualmente, es evidente que no les importa mucho nuestras tradiciones, ni la autenticidad de nuestros pueblos. Inconcebible es entender el porqué alterar el carácter rural de Imala, en una aparente tentativa de ponerle un disfraz urbano. ¿Acaso se diseña desde sus escritorios? tal vez por ignorancia ciertos valores que la tradición guarda no se toman en cuenta, pensando tal vez que una banqueta es lo mejor en cualquier ámbito, sea urbano o rural el contexto.
El empedrado que tenía ha sido sustituido por adocreto, significando de sobre manera una alteración del contexto histórico. Error conceptual que se agudiza considerando el ámbito de las tecnologías, ya que a mediano plazo pudieran presentarse graves afectaciones a la edificación; la baja permeabilidad del material que se está empleando pudiera provocar altos índices de humedad en las estructuras históricas, sobre todo tomando en cuenta la naturaleza del subsuelo, caracterizado por la acentuada presencia de veneros de aguas termales. Aunado a lo anterior, la alteración en grado superlativo con la construcción de banquetas y guarniciones, afecta modificando la traza urbana original del siglo XVI.
Incomprensibles resultan estas acciones, concibiendo al pueblo de Imala como producto turístico. Al restarle autenticidad —y con ello atractivo—, afectan su potencial, y la expectativa que a sus habitantes se les ha vendido, pues este tipo de pavimento, guarniciones y banquetas las podemos ver en cualquier lugar, en cambio el tipo de empedrado y trazo que Imala tenía no en cualquier lugar existe.
¿Qué será del encanto que Olvera Palomino un día describió? La paz y tranquilidad de otrora somnolientos mediodías que la gente de Imala perdió. ¿Qué seguirá ahora? ¿Acaso estacionamientos públicos de veintiún pesos la hora?

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