Mes seis

Empezamos contando los días. Van 186. Seguimos contando las semanas. Son 27. Luego uno a uno los seis meses. Llegamos al medio año, y el tiempo sigue siendo insuficiente para resolver el crimen del periodista Javier Valdez Cárdenas.

Mientras muchos contábamos esos días de impunidad, al año se le iban sumando otros asesinatos, hasta rebasar mil en el estado de Sinaloa en lo que va del 2017. Lo abultado de la cifra, solo en lo que se refiere a homicidios, vuelve imposible resolverlos, capturar a responsables, juzgarlos, darles seguimiento, aportar pruebas. Aunque no se reconozca así por las Fiscalías del país. Mientras en México seguimos enfrascados en la discusión sobre una Fiscalía General acéfala, en las oficinas de los estados se ahogan con los expedientes. Crímenes, violaciones, robos, desapariciones. Papeles sobre papeles.

Se dijo aquel 15 de mayo y se repite en todos los foros de México y el mundo. El asesinato de Javier Valdez no es más importante, ni menos, que cualquiera otro en este país. No necesita prioridad sobre otros homicidios y feminicidios, ni tampoco merece rezagarse.

Mientras no se determine otra cosa, legalmente el asesinato de Javier Valdez está en el fuero común, en la facultad de la Fiscalía Estatal, aunque en la realidad sea únicamente la Fiscalía Especial de la PGR quien mantiene las indagatorias. Con todo y la autonomía de las fiscalías en las investigaciones ministeriales, los gobernadores no pueden sustraerse a la responsabilidad.

Las coincidencias en las fechas para la entrega del informe y los seis meses del asesinato de Javier Valdez, hicieron que mientras el Secretario de Gobierno, Gonzalo Flores, entregaba el documento al poder legislativo, los reclamos lo acompañaran. Quirino Ordaz Coppel no asistió a la entrega de su primer informe de labores, no está obligado a hacerlo. Pero sí estuvo ahí. Un hombre replicado en decenas de carteles con uno de sus temas pendientes, imposible de evitar. Justicia en los mil 351 asesinatos hasta octubre, entre ellos el de Javier Valdez.

 

Margen de error

(Pendiente) Con Quirino Ordaz, que asistió replicado en los carteles a la entrega del informe, está al ladito Juan José Ríos Estavillo, el Fiscal estatal. Tampoco fue llamado a la entrega, pero sí requerido en este reclamo de seis meses para alcanzar la justicia.

Ríos Estavillo está por concluir este año en la Fiscalía Estatal y se mantiene abrumado por los pendientes y olvida asuntos esenciales. El principal es evadir la presentación pública y abierta de un diagnóstico de las condiciones en que recibió la Procuraduría General de Justicia. Y el segundo, es la rendición de cuentas.

Las modificaciones en las facultades de la Fiscalía provocan ese vacío. El gobernador Quirino Ordaz eliminó por completo todo el capítulo que se refería a esa área, pero el Fiscal no está obligado a dejar constancia de su actuar.

Si el diagnóstico no se conoce, menos se sabe sobre el plan de siete años del Fiscal Estatal. ¿Hacía donde va la institución? Es una incógnita.

Hasta ahora la mano de los nuevos funcionarios en la Fiscalía de Sinaloa, quienes llegaron con Ríos Estavillo, en su mayoría acompañantes en su gestión como ombudsman, ni se nota en la institución. El cambio de nombre y las nuevas cabezas resultan insuficientes para modificar un área anquilosada. Las quejas siguen siendo esencialmente las mismas: lentitud, falta de empatía entre los funcionarios, pobres resultados.

 

Mirilla

(Silencio) Juan José Ríos lo sabía aunque solo se atrevía decirlo a los muy cercanos. Desde su llegada a la Fiscalía solo podía confiar en su propia sombra. El brazo poderoso de la institución, sus policías ministeriales y ministerios públicos, están infiltrados hasta niveles desconocidos. Nadie confía en nadie ahí dentro. Aunque el miedo más terrible sigue siendo atreverse a actuar contra los intereses reales que aquí y allá dominan la procuración de justicia.

Ningún intento interno porque la institución se investigue a sí misa logra prosperar. Todos fracasan y durante años ni siquiera hay intentos. Nadie sabe a ciencia cierta hasta dónde dominan otros intereses.

Lo primero a que está obligado Juan José Ríos Estavillo es a no rehuir a su obligación de investigar todos los casos y enfrentarlos. Y junto a esa obligación, como otra primera, es limpiar la casa por dentro. La corrupción mantiene a la Fiscalía —y antes a la Procuraduría— como un  rehén de otros, no de los ciudadanos y ni siquiera de los funcionarios.

 

Deatrasalante

(2011) Hace seis años Javier Valdez Cárdenas recibió el Premio Internacional a la Libertad de Prensa que otorga año con en Nueva York el Comité para la Protección de Periodistas. Este 2017, en la entrega, es recordado cariñosamente en la entrega y como invitados especiales estuvieron los más cercanos y queridos del propio  Javier Valdez, su familia.

Aquel 2011 describía Javier un país que sigue siendo el mismo, como si no pasara el tiempo: “Este premio es como un faro de luz del otro lado de la tormenta un puerto seguro más allá de la tempestad. En Ríodoce hemos experimentado una soledad macabra porque nada de lo que publicamos tiene ecos ni seguimiento y esa desolación nos hace más vulnerables. Y a pesar de esto, con ustedes, con este premio, puedo decir que tengo donde guarecerme y sentirme menos solo” (PUNTO)

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