La sucesión

Los olvidados.
Los olvidados.

(“La política y el crimen son lo mismo”. Don Tomasino. El Padrino III). Se preparan sucesiones en la política y en el crimen, que al final, como ha enseñado la historia, terminan siendo lo mismo por ser dos encarnaciones del poder: La sucesión por la gubernatura de Sinaloa ya arrancó, demasiado temprano; y la sucesión en el cártel de Sinaloa está en marcha, si es que no se concretó ya.
Ambas requieren de protocolos y cumplimiento de reglas, escritas o no, de guardar formas. En las dos la sucesión podría verse como la entrega de una herencia, pero no siempre el poder puede heredarse en automático, como en un reino.
La guerra está intensa en las sucesiones y no parará.
La primera escaramuza está en la mesa del diálogo “Compromisos por Sinaloa”. Ahí están el gobierno estatal, las dirigencias de partidos, y luego se incluyeron a los empresarios. Hay diferencias con otros foros de consulta en los últimos veinte años; otras veces se incluyó a la autoridad electoral, por ejemplo, pero aun así, la simulación predomina en la mesa porque al final todo tendrá que llegar al Congreso estatal, al juego de mayorías y a la negociación —que no es malo porque así funciona un régimen democrático, pero inútil casi todo el esfuerzo anterior.
Basta darle un seguimiento a las conclusiones de cada reunión o al sitio en línea donde apenas aparecen generalidades sobre seguridad pública, desarrollo económico, y donde algunos partidos ni siquiera llenaron el requisito de asumir posturas en los temas. La que abarca más espacio es la reforma política, donde en realidad debió enfocarse la mesa, pero luego revolvieron todo y ahora está saliendo un licuado que, el tiempo responderá, no terminará tomándose nadie, como en una odiosa dieta que se abandona.
Entre más pomposo el título más falso resulta todo: Reforma del estado lo bautizaron desde el gobierno, aunque terminará en una adecuación a la legislación federal en materia política sin más alcance.
En cuanto a la sucesión en el reino de Joaquín Guzmán parecería más claro quién hereda, pero también costará sangre. Uno de los hijos del Chapo, Archivaldo Iván Guzmán Salazar, está por asumir el control del negocio que manejaba su padre. Como se dice en política: el poder se hereda a los hijos.
Con 30 años, sin estudios universitarios, sería más poderoso que un gobernador, y manejaría más recursos que el presupuesto del ejecutivo. Además, sería quizás el primer caso de herencia mafiosa en México, donde el reacomodo de cabezas de cárteles de la droga se ha ganado a sangre y fuego.
MARGEN DE ERROR
(“El poder agota a los que no lo tienen”. El Padrino III). Sin exageraciones de que andan desbocados, quienes buscan la gubernatura de Sinaloa sí están activos, y afianzándose en sus alianzas.
El estilo de gobernar de Mario López Valdez, en una indefinición partidista y revolviendo partidos en vez de talentos en su gabinete, alienta una sucesión anticipada, que quiérase o no, resta poder al mandatario en turno. La definición de candidaturas al 2015 aclarará un poco el panorama y quizás saque de la contienda a más de uno. Por ahora, el margen de error aun es muy alto para cualquier definición.
Hay tres grupos de aspirantes claros, por todos los partidos: los legisladores; los funcionarios, estatales y federales; y quienes están fuera, pero están dentro, y esos dos ya fueron candidatos a ese cargo.
MIRILLA
(“La política es saber cuándo apretar el gatillo. Don Lucchesi. El Padrino III). Nunca como ahora, a 20 años del asesinato de Luis Donaldo Colosio, el grupo de sinaloenses que estuvo cerca de encumbrarse con el sonorense y que ya hasta hablaban de la sucesión a la gubernatura de aquel lejano 1998, vuelve a estar tan cerca como entonces de las aspiraciones. Pero suele decirse: no es lo mismo Los tres mosqueteros, que Veinte años después.

PRIMERA CITA
(“Este es el negocio que hemos elegido” Hyman Roth. El Padrino II). Una vez puesta fuera de la casa, a nadie le importa a dónde va, cómo se va, donde queda la basura. Por años han sido los pepenadores del grupo de Los Olvidados de Buñuel, solo porque ese negocio fue el que eligieron. Era, y es, un asunto social que derivó ahora en un asunto de interés público dada la relación que algún momento tuvieron –o aun tienen- dos miembros del gabinete de Sergio Torres con las empresas encargadas de la recolección de una parte de la basura de la ciudad y de uno de los rellenos sanitarios.
No era oculto, se sabía desde sus nombramientos, pero se vuelve de interés con la protesta de los pepenadores y el eco de sus demandas. El caso, claro, no se soluciona con los acuerdos tomados para que desalojaran el palacio municipal y dejaran de bloquear la calle, podría decirse que apenas empieza.
DEATRASALANTE
(“Si algo es cierto en esta vida…es que se puede matar a cualquiera” Mike Corleone. El Padrino II). Dentro de unos días se cumplirán 20 años que Luis Donaldo Colosio corrió por el malecón de Culiacán. Por aquellos tiempos la vialidad llevaba el nombre de su mentor, Carlos Salinas. Después de trotar como por media hora, seguido por una parvada de aprontados sin ningún afán real de hacer ejercicio, Colosio en realidad ya tenía el destino marcado y lo asesinaron ese mismo día en Lomas Taurinas. Hoy, como burla del destino, la vialidad cambió de nombre por otro relacionado con el caso Colosio, por el de  Diego Valadés, quien se encargó inicialmente de la investigación.
Los idus de marzo de aquel 1994 no pasarán de nuevo de la efemérides, con todo y las recientes entrevistas que ha ofrecido Carlos Salinas del ocaso de su sexenio y hasta la controversia con su otrora hermano, Manuel Camacho Solís. (PUNTO)

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