La lucha de frases en los informes de gobierno

 

entrega-informe

En un estantería olvidada de la sala de consulta de la biblioteca Central de la UAS en Culiacán, empolvados y amarillentos por el tiempo, se conservan algunos de los informes de los gobernadores de los últimos 30 años en Sinaloa. Todos son libros gruesos, pesados, de 500 a 800 páginas, como si el libro normal fuera poco para tantos logros.

De Francisco Labastida a Mario López Valdez están las ediciones del documento impreso entregado al Congreso en el año respectivo. Algunos ni siquiera soportan su propio peso y se doblan.

En unos días o meses el sexto informe de Gobierno de Mario López Valdez irá a parar a ese estante de la biblioteca casi escondido, a unos pasos de la Enciclopedia Espasa que en sí misma es un alumbramiento del conocimiento del mundo, contra unos libelos que fueron el esfuerzo de muchas manos pero donde el autor seguramente no escribió siquiera una línea.

Los gobernantes son por definición malos informadores, el poder es evasivo a explicaciones y justificación. De ahí que esos informes en forma de libro que muestran la historia reciente de Sinaloa sean todo menos eso, informes. En ellos hay mensajes encriptados, fichas de estadísticas afinadas a conveniencia y generalmente muchas fotos en las que invariablemente el gobernador se muestra sonriente y rodeado de pueblo.

Nada diferente de lo que ocurre en el país, en el mismo estante, junto a los informes de Millán y Aguilar, están los correspondientes informes de Miguel de la Madrid —De frente de la Madrid para Presidente, fue su frase— o de Carlos Salinas de Gortari —Que hable México—, Zedillo, Fox… Y son copias al carbón de los libros de los gobernadores. No se pierde pisada.

Y es que en México la rendición de cuentas tiene una definición para la academia y otra para la clase política, igual que la transparencia. Desde que se eliminó la ceremonia del informe en la que el mandatario –fuera el Presidente de la República o el Gobernador de cualquier estado- asistía al Congreso y leía un discurso y algún diputado respondía, no se ha logrado articular ningún formato aceptable en el que el gobernante realmente rinda cuentas ante el poder legislativo, como su contrapeso verdadero. Entonces, el país quedó a la completa imaginación de cada político: igual se reúne con invitados a modo como lo hizo Felipe Calderón, que arma un town hall, como lo hizo el Presidente Enrique Peña para su cuarto informe cuando estuvo con 300 jóvenes escogidos de todo el país.

Las frases políticas de los informes y campañas desfilan en los libros del estante y se van archivando: Rumbo firme, estampó Juan S. Millán en los fines del siglo XX. Juntos, vamos por más, siguió Jesús Aguilar Padilla. Sinaloa es tarea de todos, en el reciente sexenio de Mario López Valdez, aunque en el último informe está casi desaparecida. Frases modernizadas, casi telegramas, comparadas con las del pasado reciente como la de Antonio Toledo Corro, que jugaba con la iniciales del candidato que luego fue gobernador, Acción y Trabajo Compartido.

El sexto informe de Mario López Valdez aunque se pueda consultar en internet de manera completa, no guarda ninguna variante respecto a los informes de hace 30 años. Las fotos pueden ser más nítidas y el diseño impecable, pero en el fondo es exactamente igual que en los tiempos de Labastida o Renato Vega, cuando el lema era Renovar Sinaloa.

 

Margen de error

(Antes de la corrupción) En tiempos de la conformación del gran Sistema Nacional Anticorrupción, el México del siglo XXI cojea en realidad de un sistema cabal de rendición de cuentas. Uno en el que los gobernantes expliquen sus decisiones, y destapen esa caja negra en la que mantienen el ejercicio del poder.

A los actos de corrupción en los gobiernos los antecede una serie de decisiones que se alejan del ámbito público y se toman como si se tratara del ámbito privado.

Mañosamente así se acostumbraron a mantener lo público, porque mejor conviene así, entre menos se involucren los opositores es mejor. Mientras los ciudadanos menos sepan, siempre será más sencillo para la clase política.

A los gobernantes de esta generación no les interesa abrir nada, su modernidad es de un conservadurismo poderoso. Cuando dicen transparencia, se refieren a un compromiso de mención obligada –como el pelotero que recorre las bases y obligadamente debe pisar cada uno de los cojines-, pero nunca de un compromiso de apertura, sino exactamente lo contrario.

 

Mirilla

(Sin internet) Primera gran mentira de la era digital: Google lo sabe todo. Segunda gran mentira: Internet lo tiene todo…todo. Google sabe mucho, pero su algoritmo de buscador encierra suficientes trampas para acercarnos lo que más le conviene y no lo que más interesa. E internet, aunque supera con mucho en volumen a las bibliotecas más grandes del mundo que conservan libros y documentos en físico, está lejos de acercarse a la metodología con que se clasificó el acervo de cualquiera de ellas. En internet cabe todo, y ahí está su grandeza y su perdición.

Pero lo que no está en internet, es probable que esté en algún estante olvidado de una biblioteca o de un archivo polvoso (PUNTO)

Facebook
Twitter
WhatsApp
Email
  • 00
  • Dias de Impunidad
RÍODOCE EDICIÓN 1103
GALERÍA
Decenas de mujeres salieron a manifestarse este 8M a las calles de Culiacán, para exigir justicia por las víctimas de violencia. Partieron del Ayuntamiento y hasta el Palacio de Gobierno donde realizaron pintas.
COLUMNAS
OPINIÓN
El Ñacas y el Tacuachi
BOLETÍN NOTICIOSO

Ingresa tu correo electrónico para recibir las noticias al momento de nuestro portal.

cine

DEPORTES

Desaparecidos

2021 © RIODOCE
Todos los derechos Reservados.