El PRI y el contraataque por Ayotzinapa

 

 

ayotzi marchas culiacán (1)

 

 

 

Cuando el líder del Senado Emilio Gamboa Patrón dice que llegó el momento que ellos —los del PRI, los de Presidencia, los del Poder— “van a decir sus verdades” sobre lo ocurrido en Iguala y la desaparición de los 43 estudiantes, no está hablando de ninguna revelación ni mucho menos de alguna “verdad histórica”, debe entenderse exactamente lo contrario.

Ayotzinapa acorraló al presidente Enrique Peña y lo tiene en una esquina por un año completo. En su defensa el PRI tiene el más grande argumento —dicho con ironía, claro— que el Alcalde de Iguala era del PRD.

El PRI reduce Ayotzinapa a un tema de partidos: PRD en Iguala, PRD en Guerrero es igual a PRD culpable. Ese afán reduccionista de explicación lleva a la confusión en que se encuentra el país y muestra el tamaño de la clase política. Emilio Gamboa Patrón llevará 30 años en los altos planos del poder, desde secretario de Miguel de la Madrid hasta Secretario de Estado y líder del Senado, o quizás justamente por eso muestra su pequeñez.

Ayotzinapa nos salpicó de mierda a todos. Nos avergüenza como ciudadanos aunque desde la clase política quieran reducirlo a un caso municipal: dos cuerpos de policía de dos municipios, enteros, entregados a los narcos. Una población casi rendida ante lo que ocurre más allá de la puerta de su casa –hay casos valientes que no se han destacado, como las familias que le dieron albergue a los jóvenes estudiantes de Ayotzinapa aquella noche de perros en que eran perseguidos, y los resguardaron dentro de su casa aun con el peligro que implicaba—. Un gobierno federal que tarda 10 días en atraer el caso y que no atina en integrar una averiguación impecable, sin agujeros.

Y gobernadores y alcaldes en el resto del país que piensan que Ayotzinapa es solo aquel pequeñito pueblo, que antes de la desaparición de los normalistas muchos ni siquiera habían escuchado. No. Ayotzinapa se repite en muchas comunidades y ciudades del país: policías enviados a la cacería; ataques a un grupo delictivo para proteger a otro, no para brindar seguridad; gobernadores omisos, alcaldes rendidos.

A un año de la desaparición de Ayotzinapa, cuando el PRI amenaza que va a decir “sus verdades”, cuando al mismo tiempo no atina a integrar una averiguación previa, todo indica que nada aprendimos de esa dura lección.

 

Margen de error

(El IMSS) El hospital principal del IMSS en Sinaloa, el regional número 1 de Culiacán, está en una de sus peores crisis —y debió tener muchas en más de medio siglo de historia—. La muerte reconocida de tres bebés y luego de mantener aislados a 16 más, los llevó a un pánico en la crisis. Médicos al fin, saben de la exactitud de la ciencia y que un brote de peligro no se podrá ocultar por mucho tiempo.

El mismo IMSS se encargó de generar un vacío de información en el que todo cabe. Es un principio elemental de comunicación. Están por cumplir casi un mes con la emergencia, contenida a puerta cerrada dentro del hospital, y en lugar de salir a explicar dejaron que les reventara en las manos. Ahora, el vacío está lleno de rumor y todo se vale porque perdieron el control de la situación.

Se ha llegado a hablar de 12 bebés muertos. Se ha dicho que todo el hospital está contaminado. Pero a estas alturas el rumor superó a la información. El Delegado Adalberto Castro ya no tiene el control de la situación, ni siquiera los directivos locales, tampoco los enviados de México a investigar lo que sucede acá. El rumor está apoderado del hospital.

Pero eso no contribuye a conocer lo que sucede en un hospital a diario atascado de pacientes, lleno a un tope por encima de su capacidad de hace tres décadas, donde falta todo, desde lo básico: una bata esterilizada y que no esté rota, hasta lo más especializado.

El hospital del IMSS llegó ya al punto del pánico, aunque desde el edificio adjunto, el de la delegación, busquen apagarlo. Médicos del propio hospital refieren que la infección pudo propagarse a otras áreas diferentes de los cuneros. Aunque nada está comprobado aún, lo cierto es que el recelo y la desconfianza es latente dentro del hospital.

Las decisiones de los directivos y médicos en la siguiente semana serán determinantes sobre lo que ocurre en el hospital. Primero, una aclaración contundente de los bebés internados en septiembre en el hospital, especialmente a los padres y madres que estuvieron ahí. Y segundo, qué pasará después y qué certidumbre de confianza es posible brindarle a los derechohabientes.

 

Primera cita

(El Chapo) El novelista estadunidense Don Winslow, autor de The Cartel, el libro que narra la primera fuga del Chapo, dijo en una entrevista sobre la segunda fuga del capo mexicano: “El gobierno siempre ha sabido donde está Guzmán, posiblemente sepa dónde está ahora y es por eso que sigue buscando en todos los lugares menos en el adecuado”. Para el novelista, que considera de risa que Joaquín Guzmán huyera en el carrito de la lavandería en 2001, hay algo claro en su segunda partida, que no fuga: “Si un hombre tiene el poder y la influencia para construir un túnel de 1.5 kilómetros de largo debajo de una prisión de máxima seguridad, tiene también el poder y la influencia para salir por la puerta, exactamente como lo hizo la última vez.” Hasta ahí la cita (PUNTO)

 

 

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