El transporte público incrementó un peso. Y los diputados excusaron al grupo de poder de Malovistas, priistas y panistas de un quebranto de unos 10 mil millones de pesos, entre deudas, irregularidades, desvíos y cuentas en rojo. Las dos noticias se dieron el mismo día: Un miserable peso que se va multiplicando por los muchos camiones que hay que tomar para moverse de casa al trabajo y regreso, contra los 10 mil millones que también se multiplicaron como los peces bíblicos en la bolsa de unos miserables.

Los 10 mil millones no son nada, no valen. Son una cifra inabarcable, que lo mismo podría faltarle que sobrarle un cero y no pasaría nada. Además quién sabe dónde quedaron. No sabe ni la Auditoría Superior del Estado, ni la Secretaría de Transparencia, a los diputados no les importa y a los ciudadanos menos. Para una mujer y un hombre de trabajo lo que importa todos los días —incluyendo festivos, sábados y domingos— es pelear el peso adicional para el camión. Un peso que no es un peso, sino que se multiplica por dos camiones en la ida, y por cuatro por el viaje redondo, y por seis por cada día de trabajo, para sumar 24 a la semana, 50 a la quincena, 100 al mes por cada miembro de la familia que sale a la calle. Más de un día de trabajo solo para el traslado.

Si a los diputados termina por valerles madre el peso del camión, pues al plomero y al albañil también le valen madre los 10 mil millones de pesos —y más— en pliegos de observaciones, sanciones administrativas y procedimientos resarcitorios.

Cuando la cosa pública está empobrecida, la clase política empujará siempre para empobrecerla más, hace todo con ese fin. Lo que menos quisiera es una ciudadanía contestataria, organizándose para las protestas. Al fin en este régimen nuestro lo que menos existen son los controles públicos o ciudadanos, y por tanto es inexistente la responsabilidad política. Al menos eso deberíamos endilgarle a esta legislatura: la responsabilidad política, el desprestigio ganado a pulso, ya que no existirá ninguna responsabilidad penal por el robo, el desvío y las irregularidades. El peso se gastará y se perderá en el camión, los 10 mil millones se fueron, se esfumaron.

Margen de error

(Circo de dos pistas) Encima de todo, los diputados se enojan porque les gritan corruptos desde la tribuna. Porque les lanzan granos de maíz. Imaginemos a un portero de futbol que impugnara el juego y pidiera que desalojen el estadio cuando le gritan puto desde las gradas. El portero ni se inmuta, al fin que puto no es, pero los diputados se indignaron, hicieron berrinche y se enclaustraron, nadie queremos que nos digan nuestras verdades, preferimos el idílico estado de nuestras mentiras.

El miedo de Irma Tirado, la Presidenta de la Junta de Coordinación Política, es el mismo de sus antecesores. Por evitar un mal incurren en otro peor. Si dentro del recinto se presentan desmanes, ilegalidades, que aplique la ley, que interponga denuncias contra quienes incurran en actos violentos. Prefirió mejor crear su lista negra, negar la entrada, clasificar al público, hacerse llegar de incondicionales acarreándolos a la planta baja. Restricción de derechos por su presunción de que se cometerían desmanes o desorden. Los hooligans  del Congreso tuvieron que quedarse fuera. De paso a otros más se les negaba incluso entrar con una cartulina.

A la próxima, los incluidos en la lista negra tendrán que ingresar con una orden judicial, que un juez les retorne el derecho a ingresar al Congreso, a disentir, y si es el caso arriesgarse a ser detenido por la autoridad si se cometiera un acto violento o se pretendiera cometerlo.

Mirilla

(Pez y charal) Así como un peso se compara con 10 mil millones, un charal se compara con un pez. La Agencia Antidrogas americana —DEA— tendrá que conformarse por ahora con un pececillo de bajo calibre en tanto pica el anzuelo con el pez mayor. La extraña entrega de Dámaso López Serrano, el Minilic, en la garita estadunidense, entretendrá a la DEA por unas semanas. Aunque no se han mostrado particularmente ansiosos por juzgar a Dámaso López Núñez, esa será la estación siguiente del compadre de Joaquín Guzmán.

Lo único que sí se puede adelantar por ahora, es que al Minilic los americanos ni en el mundo lo hacían, o al menos no mantenían un expediente abierto en su contra en alguna de las cortes. Pero una entrega no está para rechazarse.

Atrás, a miles de kilómetros, Dámaso López hijo deja una historia de sangre. Para el panorama nacional y mundial el hijo no pintará como el capo que esperarían en la DEA, pero eso no borra los ataques violentos, el uso de la fuerza y las armas en todos sus movimientos, en sus fiestas que terminaban con sangre, y el dominio del territorio que él y los hijos del Chapo hicieron por años en Sinaloa.

Deatrasalante

(El costo) Si para el ciudadano de a pie los 10 mil millones importan poco, y la urgencia es el peso diario, hay que decir que la corrupción nos cuesta a todos aunque unos paguen más que otros. El caso de la muerte de los bebés en el Hospital General de Los Mochis es el ejemplo trágico. No por culpa de quienes ahora están en el hospital, ni del personal, sino por los estrictos protocolos que se siguen en las áreas de salud para mantener a raya a las bacterias y que si no se cumplen porque el dinero se perdió en el camino, el resultado costará vidas. El otro ejemplo es el paso express en la carretera a Cuernavaca, Morelos. La corrupción cobra vidas (PUNTO)