La noche del sábado 15 de noviembre los instaladores de espectaculares y los que pegan pósters en los camiones del servicio público local trabajaron sin descanso.
Para la mañana del domingo, las siete sindicaturas del segundo distrito electoral federal, que comprende Ahome, estaban ya con propaganda del subsecretario general de gobierno, Jesús Antonio Marcial Liparoli, fondeado en la aceptación ciudadana para diputado federal.
No anunciaba nada, ni pregonaba nada. Estaba su nombre, el slogan “Donar es ganar”, un listón verde entrecruzado, un corazón de ramas verdes y en pequeño, el logotipo de la Asociación Ale, pionera en el distrito electoral en la donación de toda clase de órganos.
Marcial Liparoli no ha donado nada. Pero sí ha recibido. Es un trasplantado renal. Recibió un riñón.
El mismo lunes, la indignación social despertó también en contra del subsecretario malovista.
Tal fue el enojo, que Carlos Castro Sánchez, presidente ejecutivo de Asociación Ale pidió el retiro de la propaganda. “Fue una idea buena que salió mal. Ale es apolítica”, criticó públicamente.
Y aclaró, que en alguna ocasión habló con Marcial Liparoli sobre una campaña de donación de órganos. “pero el licenciado se adelantó”.
Por la tarde de ese lunes, el retiro de la publicidad engañosa del subsecretario se consumaba.
No era la primera vez que algo así ocurría. Antes, ya había utilizada las iglesias católicas de la Diócesis de Culiacán en el Segundo Distrito Federal Electoral para posicionarse. Antes de cada misa, el párroco hacía una mención especial por la salud de Jesús Antonio Marcial Liparoli. Las menciones especiales son pagadas.
Para cuando el funcionario era mencionado en cuanta misa se oficiaba en el territorio del segundo distrito federal electoral, este ya andaba metido en polvos de los estadios de béisbol y futbol, y sin tapabocas. Los torneos populares y campesinos llevan su nombre.
De pronto apareció en cuanto evento oficial se armaba. Lo mismo en la premiación al escritor Jaime Labastida, que en la entrega de balones en el ejido Cinco de Mayo, o en sesiones solemnes del cabildo de Ahome.
También estuvo en la segunda Feria Interistitucional que la Secretaría General de Gobierno armó, como teatro del Cuarto Informe de Gobierno, en el estero de Juan José Ríos, en territorio del segundo distrito electoral federal.
Ahí, Marcial Liparoli fue prácticamente cazado por reporteros, que esperaban obtener su versión de las imputaciones sobre el manejo discrecional de recursos y sobre su campaña de posicionamiento político disfrazada de buenas intenciones.
En sus repuestas, el veterinario justificó su campaña: “Hace falta sensibilidad, concientizar más a las personas sobre la donación de órganos”.
—Parece campaña de posicionamiento político
—Cada quien ve lo que quiere, cada quien la va a interpretar como quiera, soy muy respetuoso de eso. Yo voy a continuar con ella, con campaña, sin campaña, dentro o fuera del gobierno, yo voy a continuar con ello.
—¿De dónde sale el dinero?
—Uno solo no puede. Bendito Dios que tengo amigos, familiares. Cada quien aporta lo que quiere, lo que puede.
—¿Estas campañas de gobierno, no van dedicas hacia su persona?
—Bueno, esa es otra interpretación, Yo soy muy respetuoso de quienes las hagan.
—¿Sigue con su aspiración política para el segundo distrito electoral federal?
—Ese es un punto que yo no he considerado. Sigo conduciéndome como el cargo que tengo, que es de subsecretario de gobierno”.
Piden el descabece
Carlos Ramón Lizárraga, presidente del Comité Directivo Municipal del Partido Acción Nacional, criticó la abierta campaña de posicionamiento electoral del subsecretario de gobierno. “Como va en último lugar en las preferencias electorales por el partido vecino, quiere escalar puestos. Pero se victimiza, y eso es ruin en un político. Las mezquinas campañas de Liparoli se documentarán, para enjuiciarlo en los tribunales electorales, por aprontado, adelantado y utilizar recursos del estado para su posicionamiento político”.
No obstante, Gilberto Lugo Sánchez, Secretario General del PAN en Sinaloa, pidió el cese de Jesús Antonio Marcial Liparoli, subsecretario de Gobierno en la administración de Mario López Valdez, por hacer uso indebido de las siglas de una asociación de asistencia privada y trastocar un instrumento creado para la incidencia ciudadana en la atención a distintas problemáticas sociales.
Lugo Sánchez lo consideró muestra de la nula calidad moral de funcionario estatal y su inclinación a trasgredir la legalidad.
“Tenemos un acto de ilegalidad claro que ofende a los ciudadanos, lastima la democracia sinaloense, agrede a los partidos políticos de coalición que llevamos a Malova al Gobierno del Estado y exhibe el desorden de un gobierno en donde nadie pone un alto”.
Lugo Sánchez subrayó que en apego a la Ley de Responsabilidades de los Servidores Públicos del Estado de Sinaloa en su artículo 10, la usurpación de atribuciones, acción arbitraria cometida por el Subsecretario General de Gobierno, motiva el cese, y el trastornar el funcionamiento normal de una institución legalmente constituida como lo es Asociación Ale, lo reafirma.
Campañas de miedo
A la segunda Feria de Servicios Interinstitucional que celebraba el Secretario General de Gobierno, Gerardo Vargas Landeros en el estero de Juan José Ríos, llegó el subsecretario de Normatividad e Información Registral, Bernardo Xavier Cárdenas Soto.
Saludó de mano a los que se encontraba. Y entre esos se dirigió a un ex reportero que había sido burócrata cercano al gobernador Malova, y quien salió de estampida tras la cacería de brujas que en su contra emprendieron el coordinador de Comunicación Social, Edmundo Apodaca Espinoza, y el director de radio y Televisión Sinaloa, Agustín Pompa Guillén.
—¿Qué haces aquí? —le reclamó Cárdenas Soto al ex reportero.
—Ando con el jefe —le respondió éste, sin perder el aplomo.
—El jefe es Malova, Gerardo y Marcial, le atajó el funcionario.
—No, ya no, le aclaró el ex comunicador, ahora trabajo para otro.
—Ándele pues, con cuidado, ándate con cuidado, le amenaza Cárdenas, y luego, simulando una pistola con su diestra, lo señala con el dedo índice, caminando hacia el presidium.
