Agricultores temporaleros: cuando pierden, lo pierden todo

 

Don Antonio Bonilla sembró 12 hectáreas de cacahuate en su parcela de temporal en el ejido Bolsa de Tosalibampo Uno, pero nada cosechó.

“El clima nos acabó de fregar”, afirmó el campesino que otros años alcanzó a tener utilidad, pero ahora está a punto de estrenarse como deudor, y peor aún, de pasar a la larga lista de alquilarse como jornalero para poder llevar un poco de alimento a su casa, en donde subsisten con mucho sacrificio cuatro personas.

En tiempos de aguas (junio) comenzó a labrar la parcela, una vez que las lluvias dieron punto para la siembra de cacahuate.

Inesperadamente, las lluvias se detuvieron, aunque nublados surcaron el cielo en varias ocasiones.

“Fueron amenazas, únicamente. Nunca llovió”.

A medio diciembre, dijo, el terreno estaba seco y árido.

De repente, de la nada, una tolvanera se soltó, y enseguida de ella una lluvia como cortina.

Cuando a la mañana siguiente se levantó para revisar su siembra de cacahuate, ésta ya había desaparecido, y prácticamente las 12 hectáreas tenían siniestro total.

“Todavía está todo tirado, porque no hay dinero para rastrear. El año que entra va ser peor porque no hay dinero ni para la semilla. El viento y la tierra se llevaron todo”.

Don Antonio dijo que está desolado. Y como él, muchos, si no todos los ejidatarios temporaleros de Ahome. Incluso los que sembraron sandía y frijol, y más mal aun los que tiraron maíz.

ANTONIO BONILLA. ‘El viento y la tierra se llevaron todo’.

Como él no es campesino adinerado, y la escuela nunca la tuvo cerca, no sabe calcular cuánto perdió, ni cuánto necesita para la siembra del próximo ciclo. “Todo está por las nubes”.

El es un hombre de esfuerzo, que sobre la zoca de su cultivo siniestrado se levantará para retomar la esperanza de llevar el sustento a casa, pues lo ha hecho durante 37 años consecutivos. Ahora está sentado en el salón de cabildos del palacio de gobierno de Ahome. Es uno de los 97 campesinos que fueron citados para recibir un seguro catastrófico, que por primera vez se entrega a temporaleros de la costa, a razón de mil 500 pesos por hectárea siniestrada.

Don Antonio dice que espera le den 18 mil pesos, apenas suficiente para el sustento familiar.

Raymundo Rodríguez Gómez, jefe del departamento de Integración de la Secretaría de Agricultura y Ganadería del estado de Sinaloa, reveló que don Antonio junto con 96 campesinos más recibirán un millón de pesos de una bolsa que el gobierno local destinó como apoyo a la agricultura de temporal dentro de un renglón de seguro catastrófico, cobertura que estaba negada a los precarios de la costa, pues fue diseñado exclusivamente para los comuneros de la sierra.

Dijo desconocer cuánto se pagará en total y si el beneficio se extenderá otros años.

Escuetamente comentó que el beneficio fue por gestión del alcalde Álvaro Ruelas Echave.

Este, a su vez, aseguró que fue una gestión de última hora solicitada por las organizaciones campesinas que abogaron por el eslabón más débil de la cadena productiva, “pues los temporaleros no tienen cobertura de seguro, apoyo que en tiempos de cambio climático es urgente”.

Aceptó que fueron pocos los beneficiarios, y que muchos no alcanzaron el beneficio, pero el programa se extenderá poco a poco y dependiendo del presupuesto que los diputados destinen a la producción de alimentos. “Muchos fueron excluidos, pero el programa apenas arrancó, y es perfectible”.

Opinó que como autoridad municipal, seguirá empujando para lograr una cobertura extendida a los temporaleros. Consideró esto como una promesa.

Martín Castro Cota, presidente del Comité Municipal Campesino número Cinco, expresó que los productores precarios de la costa siempre han sido excluidos de las coberturas de seguros castastróficos pues ninguna norma oficial los ampara.

“No pueden contratar un seguro normal, porque carecen de riego por gravedad, y tampoco tienen la asistencia de catastrófico porque no están en zona de montaña. En fin, por todos lados están jodidos. Cuando pierden, lo pierden todo, y no hay nadie que les eche la mano. De todos los tipos de productores agrícolas, ellos son los peor tratados. Afortunadamente, las cosas parece que van a cambiar. Eso esperamos, eso deseamos”.

Castro Cota afirmó que la zona de la costa más golpeada por siniestra lo fue la parte alta de la sindicatura de Higuera de Zaragoza, en donde se asientan las comunidades de temporal.

“No hubo lluvia suficiente. Este fue un año seco para ellos, y cuando por fin les llovió como auxilio, les cayó una tolvanera que enterró la poca planta que brotó. Por todos lados, a los temporaleros les fue mal, muy mal”.

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