El poder corruptor de los Beltrán Leyva

 

 

 

 

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Contra el Mochomo, cargos de tráfico de drogas, lavado de dinero, secuestro, tortura y asesinatos

 

 

 

 

Cuando los Beltrán Leyva aún pertenecían al Cártel de Sinaloa, eran la fracción más poderosa del grupo, muy por encima de Ismael el Mayo Zambada, de Joaquín el Chapo Guzmán o Ignacio Nacho Coronel, porque aún cuando todos ellos controlaban territorios en conjunto, quienes más droga y dinero movían eran los Beltrán Leyva, asegura un documento del Departamento de Justicia de Estados Unidos (USDOJ).

Alfredo Beltrán Leyva era el encargado de coordinar aviones que salían a Estados Unidos cargados de cocaína, y cuando regresaban volvían cargados de millones de dólares, dinero que almacenaban en “casas de seguridad”, y siempre en billetes de la más alta denominación (100 y 500 dólares), para facilitar el envío y almacenamiento.

“Eran tiempos en que el Mochomo se compraba lo que quería: casas, ranchos, vehículos, caballos, entre otros lujos”, se lee en el documento 1:12-CR-00184-RJL.

Todos estos detalles serían confirmados por un testigo protegido que en su momento perteneció al Cártel de Sinaloa, y que conoce a detalle cómo funcionaba la organización, lo mismo que su modus operandi para corromper a altos mandos policiacos, incluyendo a un ex gobernador de este estado.

“El gobierno de Estados Unidos anticipa que este testigo protegido testifique ante una corte federal, y que se caree que con el acusado”, se lee en el expediente.

De acuerdo con el documento, los Beltrán Leyva tenían tanto control en el trasiego de droga, que no sólo pasaban grandes cantidades de cocaína y mariguana por aire, sino que también lo hacían por tierra y por mar, y para ello corrompían todo el sistema policial mexicano.

“El gobierno mostrará ante un juez federal que el Mochomo y sus hermanos no sólo llegaron a transportar grandes cantidades de droga, sino que se diversificaron y traficaban además heroína, mariguana y metanfetaminas, y empleaban a un ejército de sicarios para matar, torturar, secuestrar y aterrorizar a todo el que tenía deudas con ellos, o que los afectara de alguna manera”, señala el expediente.

Una de las armas secretas de la fiscalía estadunidense es que uno de los testimonios para hundir al Mochomo venga de parte de un ex funcionario del gobierno del estado de Sinaloa que se sumó al programa de testigos protegidos, y quien en su momento se encargó de la seguridad personal de Alfredo Beltrán, ya fuera para no ser arrestado o para protegerlo de enemigos del Cártel, principalmente de gente de Navolato, con quien estaba en guerra.

“Ocurría seguido que cualquier mañana, luego de levantarse, la escoltas del Mochomo identificados con los alias del Rayito y el Wacho, le notificaban de varios “contras” que fueron levantados la noche anterior, algunos de ellos por la policía municipal de Culiacán, y que al enterarse el Mochomo de los levantones ordenaba su ejecución”, narra el archivo.

De hecho, la muerte de Julio Beltrán Quintero el Julión fue ejecutada por gente del Mochomo, luego que un cargamento de cocaína que venía de Colombia “se perdió”, cuando en realidad era que el Julion la había escondido para él, y al enterarse Arturo Beltrán, ordenó a Alfredo que lo ejecutara.

En el documento también se aclara que, aun estando en prisión, el Mochomo seguía haciéndose cargo del negocio, dando órdenes relacionadas con el tráfico de drogas, lavado de dinero, ejecuciones y pagos pendientes a la organización.

La defensa del acusado dijo que aunque son muchos los cargos que se le presentan en el juzgado, el gobierno de Estados Unidos deberá limitarse a los delitos por los cuales Alfredo Beltrán fue extraditado, que es tráfico de drogas.

“Aquí entra un término legal que se conoce como Regla de la Especialidad,  que señala que si el acusado fue extraditado por tráfico de drogas, por eso se le debe de juzgar, y no por situaciones donde se involucra con otros capos”, explica la moción 12-0184 firmada por el abogado defensor Eduardo Balarezo.

La próxima audiencia preliminar para determinar el inicio de juicio es el próximo 31 de agosto, y de no llegar a un acuerdo los fiscales con la defensa, se espera que el USDOJ, dirigidos por la fiscal Andrea Goldberg, saque toda la artillería de testigos protegidos para hundir al Mochomo de por vida.

 

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