Aunque desde el organismo encargado de monitorear el volcán explican que la actividad se encuentra dentro de los parámetros habituales y con una fase de riesgo mínima, reconocen que el terremoto ha precipidado la erupción. “Habíamos visto antes de los sismos manifestaciones que nos indicaban que se estaba acumulando material magmático en el cráter. Por tanto, sabíamos que iba a ocurrir, pero habíamos previsto que sucediera en octubre. Lo más probable es que el temblor hiciera que ocurriera antes”, explica el director del organismo y doctor en vulcanología.
Aunque desde el Cenapred insisten en que la actividad es habitual y que no han determinado una relación directa con el seísmo de hace una semana, hay antecedentes de que un fuerte fenómeno sísmico puede incrementar la actividad del volcán. Delgado explica que después de un temblor de una magnitud similar al del 19 de septiembre, el que se produjo el 15 de junio de 1999, el Popocatépetl experimentó una de las etapas más eruptivas de su historia. Esto se manifestó un año después, en diciembre del año 2000.
La erupción de este miércoles comenzó alrededor de las tres de la madrugada y emitió fragmentos incandescentes, que volaron entre 600 metros y un kilómetro de distancia sobre las laderas del volcán. Todo dentro del perímetro de seguridad de 12 kilómetros. Esta actividad se mantuvo durante más de seis horas y provocó la caída de ceniza en los poblados de Ecatzingo y Atlautla en el Estado de México, y en Atlatlahuacán, Ocuituco, Oaxtepec, Jiutepec y Yautepec, en Morelos.