En punto de las 18:00 horas el contingente que acordó reunirse en el “Valentino’s” ya llamaba la atención de transeúntes, paseantes, turistas y locales que cada tarde se dan cita en esta área de la zona turística más emblemática de Mazatlán.
El motivo era el mismo que en los últimos días mantiene convulsionada a la población, la reacción del estado mexicano ante la manifestación de maestros por la reforma educativa.
El uso de la fuerza pública y ataques frontales que ya cobraron vidas, despertaron la conciencia de muchos.
Profesores de la UAS, escuelas primarias, alumnos, madres de familia y hombres jefes de familia se unieron en las consignas.
“Soy ciudadano, rechazo el abuso de poder”, “Política mexicana, nuevo método de esclavitud”, “Mazatlán con Oaxaca” y “Oaxaca estamos contigo”, fueron sólo algunas de las decenas de consignas que lanzaron los manifestantes.
Vistiendo la mayoría de los asistentes ropa blanca, con un moño negro y rojo, se elevaron las cartulinas con la exigencia “Alto a la represión, no más muertos”, lo que empezó como un plantón, de pronto se convirtió en una marcha.
De norte a sur, emprendieron la caminata, sin saber hasta dónde llegarían, sólo siguiendo lo que en ese momento su instinto y coraje le indicaba.
Sin notificar a las autoridades sobre el cierre de la vialidad, los manifestantes no dejaron de gritar su coraje al presidente de la República Enrique Peña Nieto, exigieron una evaluación para él, sin dejar de advertir “va a caer, va a caer, la reforma va a caer”.
“¡Oaxaca, aguanta, Sinaloa se levanta!, ¡Oaxaca, aguanta, Sinaloa se levanta!”, gritaban y una joven conminaba con su cartel “Dejen de publicar y vénganse a marchar”.
A la misma hora, médicos del puerto marchaban de sur a norte y mientras ambas marchas se aproximaban las patrullas de la Secretaría de Seguridad Pública, la 241 y la 91 daban rondines por el carril contrario, observando a los maestros, alumnos y padres de familia como avanzaban por la Avenida del Mar.
Húmedo, sofocante y tibio el clima marismeño, fue el ambiente en el que ambas manifestaciones de repudio a las autoridades se encontraron.
Y fue frente a las ruinas de la discoteca “Frankie Oh!”, que los contingentes rompieron en aplausos.
El mutuo reconocimiento a la valentía de salir a la calle erizó la piel de los activistas y curiosos que no dejaban de capturar el momento en sus dispositivos móviles.
Y se fusionaron, hombres y mujeres, con los mismos ideales y el mismo coraje, tomaron el carril de sur a norte, unos para llegar al punto donde los otros habían salido minutos antes, a la espera de que haya una respuesta a sus exigencias por parte de las autoridades y con la esperanza de haber podido despertar más conciencias y se unan a futuras acciones.
