Obesidad y sexo

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Por David Uriarte
Sexualidad por kilos
La Organización Mundial de la Salud (OMS), la Organización Panamericana de la Salud (OPS), y la Asociación Mundial de Sexología (WAS), han dispuesto a través de sus expertos, que la sexualidad se refiere a una dimensión fundamental del hecho de ser humano, basado en el sexo, incluye al género, las identidades de sexo y género, la orientación sexual, el erotismo, la vinculación afectiva y el amor, y la reproducción. Se experimenta o se expresa en forma de pensamientos, fantasías, deseos, creencias, actitudes, valores, actividades, prácticas, roles y relaciones. La sexualidad es el resultado de la interacción de factores biológicos, psicológicos, socioeconómicos, culturales, éticos, y religiosos o espirituales.
Dejando a un lado a los científicos y su ciencia, es fácil entender que la sexualidad es la vida, es decir, la única manera de contar con un poco más de siete mil millones de humanos en la tierra, es por las relaciones coitales, más conocidas como relaciones sexuales.
Los tres enemigos de una sexualidad sana son el miedo, la culpa y la vergüenza. La persona es producto del condicionamiento cultural y familiar. Cuando alguien crece en el seno de una familia ignorante y represora en materia de sexualidad, mantiene un discurso grabado en su cerebro que todos los días le recuerda que la sexualidad es sucia, pecaminosa, y solo sirve para reproducirse. Con este discurso grabado en el inconsciente, muchas personas tratan de huir del placer sexual y buscan mil y una formas de mantenerse en el “confort” socio familiar de la decencia.
Sin duda, una forma de mantener alejadas las miradas pícaras, maliciosas y sugerentes de un ejercicio erótico, es la obesidad. Una persona que se mantiene fuera de los parámetros del deseo erótico, minimiza el riesgo del placer sexual. Si recordamos, las fantasías y los pensamientos forman parte de la sexualidad, entonces, una forma de huir de las fantasías y pensamientos que construye con la mirada el prójimo, es estar deforme. Nadar en un mar de grasa es poco gratificante para el amante, sobre todo cuando los medios nos han vendido el prototipo de cuerpo sensual.
El sobrepeso y la obesidad, al margen de ser una epidemia en México, representa en muchos casos un mecanismo de defensa emocional, es decir, es una forma de alejar y posponer el ejercicio placentero de la sexualidad. Si el placer sexual es “malo” porque no conlleva a la reproducción, entonces hay que evitarlo, y qué mejor manera de evitarlo dejando de ser objeto de satisfacción de otros y de sí mismo con un cuerpo obeso. La ganancia secundaria de la obesidad en muchos casos, es la tranquilidad de una vida sin concupiscencia (sin deseo sexual), de una vida centrada en la reproducción y crianza de los hijos.
Muchas mujeres sienten miedo cuando dejan salir la verdadera silueta de mujer erótica al bajar de peso, piensan que las van a desear, piensan que pueden caer en las tentaciones de la carne, se imaginan “pecando” y disfrutando en los brazos del placer erótico, sienten que la infidelidad las está esperando en cuanto dejen el último kilo de sobrepeso.
En fin, la obesidad las mantiene paradójicamente tranquilas en el agua turbulenta de su propia sexualidad. ¿Cuántos kilos de erotismo y placer se reprimen los obesos? ¿Será inversamente proporcional al sobrepeso y la obesidad?
Dr. David Uriarte Gastélum
Médico Sexólogo Certificado, maestría en Psicología Clínica y doctorado en Psicoterapia

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