Los Mochis, Sinaloa.- El diputado federal sinaloense, Heriberto Galindo Quiñónez fue increpado por un civil desconocido que le gritó ¡diputado vende-patrias!, mientras hablaba con reporteros en un restaurante de la localidad, en cuyo salón contiguo se organizaban a jóvenes como activistas de su fundación, que asegura no tiene intención política de mejorarle la imagen con miras a la elección de gobernador en el 2016.
Galindo no desayunaba, sino que llegó a la mesa de los reporteros y simuló improvisar una conferencia de prensa, cuando en realidad se dirigió hacia ellos a sabiendas de que ya se le esperaba.
Se colocó en una de las cabeceras, esperó a que le colocaran los micrófonos de las grabadoras y soltó su perorata: que su fundación regalaría zapatos, que computadoras, que era lo mejor para Sinaloa, que mediría su capital político, que el gobernador, Mario López Valdez era buenísimo y que el presidente de la república, Enrique Peña Nieto era un fuera de serio porque nadie como élo se había atrevido a sacar las reformas estructurales que el país requiere para avanzar.
Y así estaba, como en piloto automático, hable y hable.
Sólo movió el rabillo del ojo, cuando desde una mesa contigua, un comensal, que sí desayunaba, comenzó a indignarse por las declaraciones que le llegaban hasta sus orejas.
Ahí está un traidor, dijo primero con voz razonable.
Al ver que no causaba eco, el civil, aumentó su tono. ¡Traidor! Ese es un traidor. Y nada, nadie lo pelaba.
Entonces se levantó, y casi frente al diputado legislador, le grito ¡Ahí está un diputado vendepatrias!, y dando zancos se retiró.
Muchas gracias, respondió el diputado federal sinaloense. Y prosiguió hable y hable.
