Regresa Miranda Monreal a la dirección del ISIC

CULTURA. Espacios cerrados.
CULTURA. Espacios cerrados.

Por Alexander Quiñónez
El Instituto Sinaloense de Cultura vuelve a tener directora tras el retorno de la licenciada Miranda Monreal a la titularidad del ISIC, de la que se había ausentado por razones de salud. De acuerdo al portal del instituto, “asume con renovado entusiasmo la tarea que el ejecutivo estatal le ha confiado”.
Y es que eso, la señora Miranda lo dejó muy en claro al describir desde el primer momento cual sería su quehacer al frente del Instituto, al decir en un titular de fines de 2010: “estoy lista para lo que Malova indique”, y así ha sido. Una labor leal hacia alguien y no hacia algo. La situación no deja lugar a dudas. Es claro que en muchos años y varios sexenios no se había dado un repunte tan alto de creación de grupos, centros culturales, asociaciones y hasta un sindicato, como en los años recientes que corresponden a poco más de la mitad del actual periodo de gobierno.
Sin embargo, lo que es más claro es que ese aparente renacimiento cultural es consecuencia de la grave desatención de la cultura por parte de áreas claves del Instituto Sinaloense de Cultura (ISIC). Es decir, al cerrar espacios la “casa” de la cultura en Sinaloa, los creadores y artistas simplemente se mueven, buscan nuevos lugares, crean oferta y forman nuevos públicos para el arte y la cultura. Resulta irónico que de pasar a presentarse como una persona con excelentes relaciones con el sector cultural, haya tenido un significativo repudio por la misma comunidad cultural a nivel estatal, con concursos “a modo”. Y que se hayan suscitado plantones y huelgas.
“Todo eso que se ha robado se le va a volver sal”, me expresó en su momento un miembro del personal del Instituto. Por algo, múltiples direcciones del ISIC han sido delegadas (relegadas) a gente con poca o nula experiencia en el sector, procedente de diversas partes del estado, eso si, más que nada de Ahome. ¿Acaso es tan similar el pasar de administrar un taller mecánico, a un instituto de cultura?
A su vez, en el entorno de “austeridad” pregonado por el actual gobierno, la duplicidad de funciones llega a niveles de burla, en situaciones tales que el jefe del área de servicios generales sea a la vez el chofer de la directora del ISIC (INFOMEX 000459513); eso debido que al tener que vivir fuera de su localidad, las personas que arriban al ISIC necesitan ese tipo de compensaciones para “completar”.
En el mismo tenor de austeridad, los viáticos de la señora Miranda cuentan significativamente con pagos igualmente compensatorios por actividades que son su trabajo, como asistir a conciertos, eventos de gobierno y hasta para certámenes de belleza, como asistente, naturalmente (INFOMEX folio 00084213).
Seguramente no podría haberse esperado menos de alguien que tardó más de un año, tras asumir el cargo, en visitar un área tan vital de un instituto de cultura como la de patrimonio cultural. Lo sé porque estaba ahí cuando fue por primera vez. Quizás si al menos mandara limpiar a fondo el tanque de agua del ISIC, donde se han encontrado ratas muertas y trabajadores hacen sus necesidades a modo de protesta pasiva, sería algo.
Ya en una investigación del diario El debate (14-04-11) fue acusada de cobrar sin trabajar en una escuela de Los Mochis, situación en la que intentó presentar argumentos para defender su base, puesto que, expresó Miranda, “nadie puede violentar mis derechos”, eso sí, aceptando que lleva de permiso en permiso desde 2002.
Habría sido interesante saber la opinión —sobre ese violentar de derechos— del maestro Mario Aguilar Meza, quien fuera director del Coro Vocacional del ISIC y quien enfermó de cáncer terminal; pasó sus últimos días entre hospitales y la Junta Local de Conciliación y Arbitraje, tan solo para que se le pagara el sueldo que le correspondía al estar incapacitado y que se le retenía porque, a pesar de sus más de cinco años de antigüedad, se le acusaba de haber actuado con “dolo” por aceptar dicho puesto a sabiendas de que meses después tendría cáncer.
En su momento el maestro fue despedido sin aviso y sin justificación, tratando su enfermedad en clínicas privadas, pues al igual que cientos más del personal del ISIC, no contaba ni con IMSS ni con ISSSTE. Falleció en octubre del 2013.
Y estamos hablando de un organismo dirigido por una trabajadora social. Afortunadamente la situación de la licenciada Miranda no podría haber sido más diferente y tras convalecer por serios problema de salud, está de vuelta en la Dirección General del ISIC desde la tarde del pasado martes.
No se trata en absoluto de una cuestión de género. El ISIC, desde su antecedente, DIFOCUR, ha tenido varias directoras, que vale ser dicho, han sobresalido más que directores durante y tras el cargo, asumiendo cargos diplomáticos en áreas de cultura, como fue el caso de Sandra Calderón, o dirigiendo la cultura de la máxima casa de estudios de la nación, caso actual de la doctora María Teresa Uriarte. Con antecesoras tan sobresalientes, no es comprensible el mal trabajo de la actual titular del ISIC.
o que sí es comprensible es que no dejará ni la huella, ni el legado de sus predecesoras.

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