Perlas de pepe

 

superman_-_george_reeves

Vivía mi infancia en La Cruz y conocí al primer Supermán de carne y hueso (bueno, es un decir, era el hombre de acero) cuando la tele nacía en Sinaloa. El Canal 3 de Culiacán era el responsable de la magia de tener en casa imágenes que solo veíamos en el cine, y el programa pasó a formar parte de mis favoritos, junto con Combate, Félix el gato y Los Picapiedra.

Recuerdo que a Mazatlán no llegaba la señal y eso produjo una anécdota que vale la pena ser contada: entonces no había juegos nocturnos en Mazatlán porque el Teodoro Mariscal no tenía alumbrado. El aeropuerto estaba donde hoy se ubica la Prepa Jaramillo de la UAS. El jet, la gran maravilla aeronáutica de la época llegaba a Mazatlán en horas de partido y pasaba por encima del estadio. Eduardo Valdés Vizcarra, cronista en la radio del beis, decía: “Ahí viene el jet”. En Culiacán respondían: “Sí, ya lo conocemos por la tele”. Recuerdo, también, que la llegada de la imagen a La Cruz marcaría de manera más drástica las diferencias sociales en el pueblo: aquel que no tuviera un antenón marca diablo en el techo de su casa era, aunque lo negara, un pobretón. Como cuando aparecieron las parabólicas, ¿se acuerdan?

La primera impresión que tuve de ese Supermán hecho por George Reeves no fue enteramente satisfactoria, pero se salvó por ese amor por lo que vuela, del que habla Machado. Estaba gordo y el rolito sobre la frente era muy diferente al que lucía en el cómic, la capa le colgaba y corría cuando iba a iniciar el vuelo. Aunque hoy me parece mamón, entonces tenía todas las ganas de gritar: “¡A luchar por la justicia!” y emprender el vuelo justiciero. Luego vine a saber que era porque brincaba en un trampolín, como un gimnasta cuando va a ejecutar sus suertes en el potro. Y, también, tarde vine a saber que cuando lo veía en la programación de Canal 3 ya estaba muerto.

George Reeves fue, digámoslo así, la segunda víctima de “La Maldición de Superman”. En 1959 lo encontraron en su departamento muerto por un balazo en la cabeza. Se dictaminó suicidio, aunque no se encontraron sus huellas en el arma homicida. Si las hubieran buscado en el cuerpo de la mujer de Eddie Mannix, un alto funcionario de la Metro Goldwyn Mayer, los investigadores hubieran encontrado mejores resultados.

 

Texto editado del libro Mira esa gente sola, capítulo “Un ruco de 80 años llamado Supermán”.

 

Facebook
Twitter
WhatsApp
Email
  • 00
  • Dias de Impunidad
RÍODOCE EDICIÓN 1104
GALERÍA
Operativo de fuerzas federales en el sector de La Lima, tras enfrentamiento ocurrido la madrugada de este domingo en Culiacán, que dejó un elemento de la Guardia Nacional (GN), muerto y otro lesionado .
COLUMNAS
OPINIÓN
El Ñacas y el Tacuachi
BOLETÍN NOTICIOSO

Ingresa tu correo electrónico para recibir las noticias al momento de nuestro portal.

cine

DEPORTES

Desaparecidos

2021 © RIODOCE
Todos los derechos Reservados.