La iguana, símbolo yoreme

 
iguana
En la región norte de Sinaloa, la iguana es sinónimo de cachora, cachorón, lagartija, huico. En lengua mayo es wikuri, muy similar a decir huico que es una especie de lagarto pequeño y de color verde rayado en varios tonos; en las primeras lluvias aparece como si resucitara porque únicamente se le ve en el mes de julio y, con suerte, en agosto, casi todo el año permanece oculto, enterrado. Para los pueblos yoremes adquiere otro significado: es objeto de una manifestación espiritual, una expresión del monte en sus fiestas y, por otra parte, no está ausente en las rebeliones armadas.
Las tribus nómadas, como se les conocía a los pueblos originarios del norte del país, practicaban una religión totémica, en la que sus ceremonias religiosas tenían qué ver con los animales de la región. El ejemplo más emblemático es el venado, pero también encontramos danzas que tienen qué ver con el coyote, el gavilán, la liebre, la iguana, entre otros. Todos tienen un significado espiritual con el cual se identificaban y, de la misma forma, lo expresaban a través de la danza y la alegoría. Podría decirse que es también una manifestación del conocimiento del entorno en el cual los animales de manera natural lo hacen como medida de sobrevivencia, sin embargo, ellos lo retoman en sus ceremonias para una manifestación de la virtud y del encantamiento del animal, que pueden ser: astucia, agilidad, paciencia, etcétera, donde al representarlos en sus fiestas adquieren esa transformación de la persona.
El General yoreme Felipe Bachomo en la sublevación indígena del valle del Fuerte, durante los años de la Revolución Mexicana, empleó como firma de sus documentos y salvoconductos, una cachora o iguana, que Mario Gill en su libro La conquista del valle del Fuerte, escribe: “Para rubricar sus comunicaciones oficiales había adoptado como clave una cachora —lagartija— que dibujaba con la habilidad de un Picasso, con uno o dos trazos. Para recorrer los dominios de Bachomo era necesario proveerse de un salvoconducto con la indispensable cachora, pues careciendo de él nadie podía estar seguro de llegar a su destino”. Así todos los yoremes identificaban la intención y certeza del suscrito.
También aparece la iguana con los pascolas en el pueblo de Baca, municipio de Choix. A ese danza se le conoce como sacar la iguana… que involucra a los presentes para romper de súbito la inercia de la fiesta ceremonial, en el inter de la media noche y el amanecer a manera de despedida del Santo Patrono. Son unos cuantos minutos que basta para que el templo se incendie. El sentimiento yoreme brota sin contención ni represión, la importunación contra los más reaccionarios y fieles creyentes recatados de la doctrina católica hace que tengan que persignarse todo lo que dure la blasfemia delante de San Miguel Arcángel. En ocasiones lo alternan con expresiones en lengua materna para que los presentes no lo entiendan, pero sí escuchen cómo un grito sale de un lado y otro, voces graves y agudas, con carcajadas llenas de provocación y satisfacción y por momento desafiantes, que responden e inquieren frases altisonantes, desde el que está bailando hasta el que está en la oscuridad de la orilla del ramadón, que tal parece que únicamente fue a eso. La voz del cobanaro aparece acompañada de la mazorca para tranquilizar los ánimos de los rebeldes pascolas para decirles que es suficiente, que hay que pedirle al santo patrono que los perdone. “¡No lo volveremos a hacer!” —repiten—. Podría asegurar que es un sarcasmo si no es por sus palabras tan bondadosas y sacadas de lo más adentro de su corazón.
Y siguiendo… no se vayan, que apenas vamos a sacar la iguana… decía el cobanaro Quirino Alvaz León (q.e.p.d.). La gente se emocionaba tanto. Es el acto más sobresaliente y sublime de la fiesta en el ramadón. Un murmullo se suscitaba entre los presentes, en el que nadie se quería quedar sin blasfemar. En una de esas ocasiones estaba una persona dormida en las sillas contiguas y Quirino anuncia que va a sacar la iguana, ¡así que no se vayan a quedar dormidos hombres y mujeres! En eso estaban cuando dice, otra vez, ¡bueno como se los dije: éste se quedó dormido “no le vamos a dar”! —refiriéndose al que estaba dormido—, de pronto abre los ojos (el dormido) y lo primero que dice: ¡yo también quiero!, al unísono se hizo el júbilo. Es momento de renegar y disentir de todo. Hasta los que no se hablan se dicen de cosas, sin que eso sea motivo de pleitos o rencillas. Por todo esto, podríamos argumentar en teoría que es un discurso de blasfemia contra el Dios impuesto y contra lo que no están de acuerdo. Aunque en la práctica es una danza que por secrecía del cobanaro y los suyos podría resultar algo más.
Y como réferi, el huico aparece en julio. Hace algunos días recorriendo el recinto de Benito Juárez en Palacio Nacional, pude apreciar los treinta y dos escudos de las entidades federativas del país. Al fondo encontré el escudo de mi estado, pero no está como actualmente lo conocemos, al menos en el cuartel superior izquierdo. Este espacio lo ocupa un caimán y una iguana. En la parte baja del margen derecho, aparece la firma: JORGE MARÍN 98. En los demás escudos no noté esta misma situación (bien podría suceder, también) sólo en el escudo de Sinaloa. Desconozco las razones del escultor.
Pero qué pasó por la mente del reconocido escultor para suprimir los símbolos del cuartel reservado a la capital del estado de Sinaloa, representado oficialmente por una montaña cuya punta se curva, que es el glifo nahua de Culiacán, y una mano que sostiene la serpiente representando el culto a Huitzilopochtli, dios de los mexicas. Sin embargo, un caimán y una iguana son símbolos de la identidad cultural indígena de Sinaloa que en el autor parecen tener mayor ponderación y fortaleza que la capital política. La iguana se expresa en la cultura yoreme, es decir en los pueblos mayos asentados al norte de Sinaloa, y por su parte el caimán al sur del estado. Están presentes y justamente el caimán en el escudo se ve en posición como si caminara del sur al norte y la iguana de norte a sur. Es como una distribución simbólica geográfica que enfatiza el antes y el ahora, es decir que rebasa lo mestizo y aborda el origen, porque se complementa históricamente con los demás símbolos de los tres cuarteles adyacente. Curioso.
La iguana sigue presente como elemento identitario en territorio yoreme. Al menos en el pueblo de Baca, en sus fiestas magnifica su estatura y regenera los vínculos espirituales. La iguana vive; lo que falta es saberla interpretar.
 
 

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