Memoria en extinción

 
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Inmuebles históricos de Culiacán, derrumbados o abandonados, sin incentivos para su conservación
Sobre el bulevar Francisco I. Madero de Culiacán, al poniente, yace la edificación marcada con el número 250. La casona, durante 30 años dio albergue a un establecimiento dedicado a la venta de artículos para tejer y, antes, a la papelería Marte.
El inmueble, parte del patrimonio cultural del municipio, aparece en el listado del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) como domicilio histórico de Culiacán, y a partir de diciembre de 2015 pasó a ser posesión del Partido Revolucionario Institucional.
Ubicado en las entrecalles de José María Morelos y Domingo Rubí, el inmueble fue habitado durante 30 años por José Francisco González Gastélum, quien en un inicio fungió como gerente de la papelería y posteriormente propietario, hasta formar ahí también la casa del estambre.
“Yo llegué (a ocupar el inmueble) en septiembre de 1985 y desde entonces estuve ahí”, señala José Francisco, quien es originario del municipio de Mocorito.
“El domicilio era de unos particulares, todo este tiempo pagábamos renta y de repente nos decían los dueños que querían vender, que ya era mucho tiempo”.
El domicilio perteneció a la señora Petra Ayala de Hermosillo, y según datos del Ayuntamiento de Culiacán, el inmueble cuenta con una superficie de 408 metros y una superficie de construcción de 195.9, con valor catastral de 2 millones 651 mil 320 pesos.
A José Francisco le ofrecieron la propiedad en venta, sin embargo, el comerciante tuvo que declinarla, por lo que hoy día forma parte de los inmuebles en posesión del PRI en el estado.
“Me hubiera gustado reconstruir sus arquerías, su fuente, porque tiene para mí mucha historia, ahí nació mi hijo el menos y ahí vivimos muchos años”, rememora José Francisco.
A pesar de ser una de las vialidades más antiguas de Culiacán, el bulevar Madero apenas conserva 20 domicilios catalogados como inmuebles históricos por el INAH; la mayoría han sido derrumbados, y en algunos casos levantados nuevos edificios.
En Sinaloa, el INAH pasa apenas de los 20 años en función, por lo que el rezago en materia de preservación de bienes inmuebles que acusa el estado es evidente en el centro histórico de Culiacán.
 
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La misma historia
En julio de2014, por la calle Antonio Rosales entre Morelos y Donato Guerra, la casa donde viviera Luis F. Molina, arquitecto de la ciudad, fue derrumbada y hoy día solamente se encuentran sus ruinas. Enfrente, otro domicilio histórico, marcado con el número 348, encontró un final similar.
El centro histórico de Culiacán está conformado por el polígono comprendido entre Gabriel Leyva Solano a paseo Niños Héroes y Guadalupe Victoria a Venustiano Carranza, con más de 400 domicilios censados por el INAH.
Muchos de ellos se encuentran abandonados y otros incluso en ruinas, por lo que el INAH se encuentra con un municipio rezagado en materia de conservación de inmuebles históricos. Sobre la calle Antonio Rosales, entre Carranza y Victoria, se encuentran 73 domicilios censados por el instituto, de los cuales la mayoría están en el abandono.
Respecto al futuro del inmueble recién adquirido por el PRI, la presidenta del partido en Sinaloa, Rosa Elena Millán Bueno, señaló que aún no tienen definido qué uso le destinarán. Sin embargo, existe la inquietud por parte de un grupo de ciudadanos de que termine convertido en un estacionamiento.
“No hay ningún problema… si hay alguna reglamentación qué seguir, tengan la seguridad de que lo vamos a hacer, nosotros no pensamos demoler ese edificio. Cualquier decisión que tomemos ten la seguridad de que respetaremos el estilo arquitectónico del inmueble”, dijo.
Mientras el PRI decide qué hacer con el inmueble, el delegado del INAH en Sinaloa, Francisco Nicasio Ríos Avendaño, señala que el instituto se encuentra en la mejor de las disposiciones para asesorarlos.
“Normalmente cuando se pretende hacer una intervención de un inmueble histórico tienen que acercarse al INAH para nosotros asesorarlos. Quien sea que lo adquiera, el inmueble tiene que conservarse en su totalidad, desde cubiertas, muros, pisos, herrerías”, señaló Ríos Avendaño.
El INAH tiene funciones meramente normativas, y según explicó el delegado en Sinaloa, tiene recursos solamente para aplicarse a monumentos históricos propiedad de la nación, como templos, museos y edificios públicos, para restituir los daños que se generen por cualquier razón.
“Sin embargo, gran cantidad de monumentos históricos de Culiacán tienen la necesidad de restaurar monumentos históricos pero son propiedad de particulares y el INAH no tiene posibilidad de invertir ni un cinco en ellos, porque sería faltar a la normatividad vigente de aplicar recursos públicos a intereses particulares”.
Actualmente no existe un incentivo por parte de las autoridades para que particulares conserven monumentos históricos, cuyos impuestos prediales son onerosos y terminan por ser abandonados, dejando que el tiempo sea verdugo de la construcción.
 
 
 
 
 

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