Vuelven

 

Lo más terrorífico de Vuelven (México/2017) no está en esa idea de que los muertos no se vayan y convivan con los vivos, regresen o alguien tenga la capacidad de verlos y hablarles, como en esas bien logradas y premiadas Sexto sentido (1999) y Los otros (2001), sino en la realidad social que muestra, como lo hicieran El espinazo del diablo (2001) y El laberinto del fauno (2006), lo que es el aspecto más interesante de la película escrita y dirigida por Issa López, de quien se nota la influencia de Guillermo del Toro.

Una balacera afuera de la escuela hace que los estudiantes se tiren al suelo para resguardarse. Con la finalidad de calmar el miedo, la maestra le da a Estrella (Paola Lara), quien le queda más cerca, tres trozos de gis y le dice que pida un deseo por cada uno. Después de ese tormentoso momento, la niña tiene la esperanza de que, al llegar a su casa, su mamá esté ahí. En lugar de eso, encuentra la vivienda vacía, por lo que usará uno de los pedazos de tiza, al anhelar que vuelva.

El ambiente de la desolada ciudad es complicado y Estrella se ve en la necesidad de unirse a un grupo de niños que están en su misma situación: el Tucsi (Hanssel Casillas), el Pop (Rodrigo Cortes) y el Morro (Nery Arredondo), comandados por el Shine (Juan Ramón López), quienes se la pasan escondidos en las azoteas y casas abandonadas, para no ser descubiertos y llevados, como muchos otros, a donde les sacan los órganos.

Si los niños quieren salvarse de las amenazas de la delincuencia organizada a cargo de los Huascas, de las malas acciones de un político de doble moral (Tenoch Huerta) y hacer más llevadero el haberse quedado solos, tendrán que recurrir a la fantasía.

La cinta de López, con notables efectos especiales que ayudan a Paola a delinear un contexto más agradable, es un gran logro. Primero porque combina la cruda, violenta y desalentadora realidad social con la fantasía, por lo que ese terror de llegar a tu casa y saberte solo, desear que tu mamá regrese y darte cuenta de que no lo hará; ser perseguido por una banda de maleantes que lo único que quiere es matarte; ver a niños solos y abandonados en las calles; las consecuencias por la corrupción, la impunidad y el maltrato a las mujeres, se lleva de una manera diferente y mejor cuando sueñas, creas tus propios mundos y personajes, para devolverte la esperanza.

Toda la filmografía de Tenoch Huerta es prueba de su capacidad actoral y no hay dudas de que se ha apropiado de su oficio. Ahora no es la excepción, pero el elenco infantil, otro de los aciertos de Vuelven, es quien destaca de manera excelente en la película: los niños, sobre todo Paola Lara y Juan Ramón López, son muy naturales, convincentes y no vacilan en comportarse como lo haría cualquier chavito de su edad en un contexto parecido, fuera de pantalla, tanto por lo que hacen como por las palabras que usan. En definitiva, el espectador empatiza con ellos y su honesta amistad.

Se agradece que, en su tercer largometraje, después de Efectos secundarios (2006) y Casi divas (2008), la directora deje la comedia y se mude a los géneros desarrollados en Vuelven: el resultado es, por lejos, mucho mejor, independientemente de los premios y que el mismo Stephen King la recomiende. Vaya a verla… bajo su propia responsabilidad, como siempre.

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