La bella y la bestia

 

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Con un argumento idéntico a la cinta de 1991, Disney se refritea a sí mismo en La bella y la bestia (Beauty and the Beast/EU/UK/2017), dirigida por Bill Condon, ahora con actores de carne y hueso, lo que resultó en una muy aceptable puesta en escena, escenarios espectaculares y números musicales muy disfrutables.

La recepción de la cinta no ha sido del todo agradable, hay quienes prefieren la animada de hace 26 años, pero los comentarios no son sólo en ese sentido: algunos giran en torno a la presentación de un personaje abiertamente homosexual, al parecer, LeFou (Josh Gad) está enamorado de Gastón (Luke Evans), al menos el número musical mejor logrado y más divertido del filme así lo sugiere.

Cuando el caballo de Maurice (Kevin Kline) llega sólo a casa, su hija Bella (Emma Watson) sabe que algo malo le pasó a su papá y no duda en pedirle al animal que la lleve a donde se encuentra. De repente, el camino toma un aspecto diferente: de estar todo verde y con un clima cálido, la vegetación se vuelve seca y cubierta de nieve.

Bella llega hasta un enorme castillo, en apariencia deshabitado y del que nadie en el pueblo tiene conocimiento. En ese lugar vive una enorme bestia (Dan Stevens), que tomó como prisionero a Maurice cuando cortó una flor del jardín, sin permiso. Lo más extraño es que el inmueble tiene un reloj (Ian McKellen), candelabro (Ewan McGregor), armario (Audra McDonald), piano (Stanley Tucci) y unas tazas (Emma Thompson y Nathan Mack) que hablan.

El castillo está hechizado y la solución para que regrese a la normalidad es que, antes de que una flor se deshoje, la bestia encuentre el verdadero amor, por eso cuando Bella toma el lugar de su padre para cumplir la condena de estar encerrada de por vida como castigo, surge la esperanza de que eso pase y la posibilidad para que la chica consiga su sueño de vivir de manera diferente y no ser como las demás jóvenes convencionales de su pueblo.

El problema es que Gastón (Evans) está obsesionado con la joven y a toda costa quiere casarse con ella. Cuando se entere de lo que le pasó buscará la forma de rescatarla, aunque Bella lo rechace y tenga que enfrentar a la bestia.

El riesgo filmar una cinta que está en el más grato recuerdo de muchos, era grande, pero se trata de Disney y no iba a dar un paso en falso. En apariencia no tiene sentido volver a contar la historia, pero rehacer La bella y la bestia con actores resultó todo un acierto y un éxito.

El elenco es muy divertido y, en lo general, todos interpretan muy bien a sus personajes, aunque hay quienes sobresalen, como Evans, McGregor, McKellen, Thompson y Tucci. Watson y Stevens no están mal, pero tampoco son extraordinarios.

Visualmente, desde luego que la película es muy atractiva, sobre todo en los números musicales, que son muy dinámicos. Más que un producto innecesario, la cinta es la posibilidad de disipar las dudas surgidas en su versión anterior y de echar mano de la tecnología para hacerla lucir más real. No se la pierda… bajo su propia responsabilidad, como siempre.

 

 

 

 

 

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