¡Huye!

 

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Su deseo es pasar el fin de semana con la familia de su novia Rose (Allison Williams), pero Chris (Daniel Kaluuya) duda de que sus suegros lo acepten, porque su color es diferente al de ellos. Lo convence que la chica le dice que si supiera que habría algún problema no lo invitaría a esa casa en medio del bosque, que es una oportunidad, también, para descansar.

El recibimiento fue más de lo común por ese abrazo prolongado de Dean (Bradley Whitford), el papá, quien aprovechó para expresar su simpatía por Obama y su deseo de que compitiera por la presidencia una tercera vez. Missy (Catherine Keener), la mamá, observó más de lo que habló, y sólo esperó el momento preciso para persuadir a su yerno en acudir a su consultorio psiquiátrico, en donde lo que más practica con sus pacientes es la hipnosis. Más tarde aparece Jeremy (Caleb Landry Jones), el cuñado, que no tiene empacho en decir los secretos de la familia.

Desde su llegada a la casa, a Chris le parece curioso que tanto el jardinero como la empleada doméstica tienen su mismo color de piel, aunque le llama más la atención su manera de comportarse: cómo ven, el tono en el que hablan y las palabras que usan.

La tranquilidad a la que llegó después de las primeras horas de incertidumbre, propias de estar en un lugar nuevo, se convirtió para Chris en estar alerta hasta en el más mínimo detalle: todo le parecía, cada vez, más extraño, sobre todo a partir de una reunión a la que acuden varios amigos de la familia y el centro de atención es él.

Cuando el racismo y la discriminación son dos aspectos en los que, más que nunca, se promueve no fallar, se defiende el respeto a la diversidad y se busca que nadie ofenda a otro por su color, preferencia sexual y raza, ¡Huye! (Get Out/EU/2017), escrita y dirigida por Jordan Peele, expone el estereotipo de personas afroamericanas como las menos favorecidas. La temática puede parecer fuera de lugar, pero tal vez sea por demás oportuna: a pesar de todo, en Estados Unidos hay un presidente al que se le da muy bien eso de segmentar, excluir, ofender y diferenciar.

La película parece muy simple al principio: casa a las afueras, en medio de la nada; amabilidad aparente con sonrisas y miradas que muestran una realidad más allá; un misterio que no tiene mucho de oculto y que, de repente, ofrece pequeñas sorpresas que provocan el salto de la butaca, lo que termina en un producto muy bien realizado.

Uno de sus atractivos es cómo Peele hace que el público se adentre en un contexto que sólo existe en la pantalla, que se percibe lejano y de otra época, que sin duda refleja mucho más de lo que se piensa acerca de la sociedad actual, esa del siglo XXI que sabe que Barack Obama ya no reside en la Casa Blanca.

En otras ocasiones ya he expuesto mi desacuerdo en la insistencia de recurrir al racismo como tema de un filme, me pregunto si ahora será oportuno. De lo que estoy seguro es de que en ¡Huye! la tensión irá subiendo y el espectador terminará de acuerdo en las acciones del personaje muy bien y convincentemente interpretado por Kaluuya, y que revolver el té en una taza jamás se percibirá igual. Véala… bajo su propia responsabilidad, como siempre.

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