Malayerba: Un favor para mi primo
Un cateo en una de las casas ubicadas en las cumbres de la ciudad. El grupo elite del ejército irrumpió en la fortaleza aquella en
Un cateo en una de las casas ubicadas en las cumbres de la ciudad. El grupo elite del ejército irrumpió en la fortaleza aquella en
El chicón era muchas cosas pero menos chico: alto, corpulento, de voz de mando, esa pistola atrapada entre el pantalón, la camisa y el cinto,
Llegó hasta ahí siguiendo el olor que expedía esa entrepierna morena. Y a la salida de la bocacalle, entre la penumbra y la deficiente luz
Alrededor del pequeño parque ellos convivían. Se bebían unas cervezas tecate laic, que estaban dentro de una yelera azul, en el piso del automóvil. La
El taxista tomó el bulevar De las Américas, hacia el norte. Viró a su derecha y subió por una calle amplia y empinada. Al llegar
Los del periódico mandaron al fotógrafo a tomar gráficas de una fiesta de quince años. La celebración era en un local fastuoso, apenas inaugurado, de
Era una pandilla bien organizada. Todos para uno. Pero de poca monta. Eso sí, se querían un chingo y hasta los huateques, como los golpes
Se fue de la ciudad cuando supo que lo buscaban. Había sido militar y luego de una invitación de un oficial del ejército, se metió
Le tenían miedo. Es un perro, decían. Los policías que habían sido sometidos a su entrenamiento terminaban cuadrándose: este bato está pesado, sí sabe cómo
Ya sé cómo voy a morir, dijo ella. Le preguntaron cómo. Y no contestó: su mirada apuntó al horizonte, al infinito, a ninguna parte. Y
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