Malayerba: Ese es
Ese es. Dijo ella. Madre con heridas que ahondaron los surcos en la piel y oscurecieron el contorno de sus ojos: adiós al brillo, a
Ese es. Dijo ella. Madre con heridas que ahondaron los surcos en la piel y oscurecieron el contorno de sus ojos: adiós al brillo, a
Con ese aspecto de indigente, cómo no iba a recogerlo. Le dijo compa, súbase, lo llevo. Pero el señor, que tenía una cara de hambre
Esa mañana llegó temprano. Pocas veces lo hacía. El vehículo júmer se subió al andador. Al mismo tiempo la banda tocaba Las mañanitas. Era el
Es alburero y divertido. Inigualable combinación de la carpa más arrabalera con el comentario grotesco, directo, sádico. No hay que moverse ni distinguirse de los
Llegó hasta ahí como promotor de la Sedesol. Quién sabe cómo consiguió una cachucha con el logotipo de la institución y esa camioneta blanca que
No eran cualquier inversionista. Entacuchados con ropa de etiqueta. Vehículos de buen gusto. Buenas formas al hablar. Nada de estridencias ni camisas de seda ni
Era tan temido que hasta los hermanos se le escondían: si viene a buscarme, no estoy. Pedían, rogaban, a los vecinos para que los escondieran
Estaba harta de todo. De esa vida de casada pero sin marido. De tantos secretos entre ambos sabiéndolo ella todo. De quedarse callada cuando tocaban
En la banda de robacarros él era el jefe. Y si les decía quiero un yeta iban por él y se lo llevaban: enterito, rines
El taxista tomó el bulevar De las Américas, hacia el norte. Viró a su derecha y subió por una calle amplia y empinada. Al llegar
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