Nace en la Alemania nazi, de donde huye su familia a Chile,
de dónde se exhilia después del Golpe de Estado de Augusto
Pinochet, quizá esos dos lugares engendran su mirada
pesimista sobre la humanidad, que plasma como dualidad
instintiva/racional. Temas recurrentes en su obra plástica
desde su llegada a Hermosillo, en los años setentas .
Obra de gran factura y pincelada sutil, con afinidades
estilísticas con el surrealismo duro (menos lírico). Su obra se
construye con una paleta de colores cálidos, terrosos, en
donde los animales y los seres humanos comparten horrores
e instintos arcaicos.
En sus personajes zoomórficos, cuerpos desmembrados
(sutilmente trabajados), no causan horror inmediato pero nos
hunden en un ambiente de zozobra, de falsa quietud, como el
de los cuentos infantiles.
Sus paisajes traslúcidos e irreales, provocan en el
espectador inquietud y preguntas del entorno que nos
rodean, no siempre amables.
Ecologista y ambientalista, Helga Krebs, no sólo fue pintora,
sino que junto con su esposo Julio, fueron personajes
influyentes en los espacios culturales de Hermosillo, por su
pensamiento crítico y formación cultural.
Su interés por la literatura encontró un remitente afín, ya que
a través de sus hijos pudo transmitir a Roberto Bolaño en
Barcelona, su visión de los territorios y personas del desierto
de Sonora que se leen-ven en las novelas: Los detectives
salvajes y 2666.